Resumen Del Libro Tercero De Los Comentarios Reales De Los Incas
Capítulo I: Mayta Cápac, cuarto Inca, gana a Tiahuanacu, y los edificios que allí hay.
El Rey Mayta Cápac, salió con doce mil hombres de guerra y cuatro maeses de campo y los demás oficiales y ministros del ejército, y fue hasta el desaguadero de la gran Laguna de Titicaca, los indios obedecieron fácilmente y entre otros pueblos que se redujeron fue uno, Tiahuanacu, de cuyos grandes e increíbles edificios ser bien que digamos. La fundaron sobre grandes cimientos de piedra. Estaban dos figuras der gigantes entallados en piedra. Una muralla grandísima. Otros edificios bravos y lo que más admira con unas gigantes portadas de piedra. Piedras grandes y de una sola pieza. Diego Alcobaza dice lo siguiente. “En Tiahuanacu, allí están edificios grandísimos, un patio cuadrado, una sala, cubierta de paja. Paredes, suelo y la sala su techumbre portadas y umbrales todos labradas en un peñasco”. Los naturales dicen que era la casa del hacedor del universo.
Capítulo II: Redúcese Hatunpacassa y conquistan a Cac-yauiri.
Cac-yauiri tenía muchos caseríos en su comarca. Sabiendo que el Inca iba a conquistarlos se redujeron en un cerro que hay en aquella comarca como hecho a mano. A este cerro tenían aquellos indios por cosa sagrada. Metiéronse en el fuerte con sus mujeres e hijos en gran número, con la más comida que pudieron recoger. Los Collas estuvieron muchos días en su pertinacia. Salieron muchas veces a pelear con los Incas. Murió gente de una parte y de otro y más de los Collas. Como gente bestial se metían por las armas contrarias. Fue común decir que solo ellos se mataron.
Capítulo III: Perdonan los rendidos y declárase la fábula.
Pidieron perdón. El Inca los recibió sentado, rodeado de su gente de guerra y habiendo oído a los curacas, mandó que les desataran las manos, en señal de perdón, y con palabras suaves les dijo que no había ido a quitarles sus vidas ni haciendas sino a hacerles bien y a enseñarles que viviesen en razón y ley natural. Viendo, pues, al descubierto el ánimo piadoso del Rey, dijeron los curacas que serían buenos vasallos para merecer tan gran merced.
Capítulo IV: Redúcense tres provincias, conquístanse otras, llevan colonias, castigan a los que usan de veneno.
Esta fábula de piedad y clemencia del Príncipe se divulgó por todas las naciones comarcanas de Hatunpacassa. Y entre otras naciones que dieron la obediencia fueron tres: Cauquicura, Mallama y Huarina. Desde Hatun Colla envió a su ejército a Hatunpuna y que redujesen a las naciones que se encontraban de la otra parte del despoblado. Llegan a una provincia llamada Cuchuna, los naturales hicieron un fuerte donde se metieron con sus mujeres e hijos. Los Incas lo cercaron. Y sufrían de hambre. Así se rindieron a la voluntad de los Incas. Los cuales le recibieron con afabilidad sin mostrar enojo ni reprenderles. Los Incas se enteraron de que entre aquellos indios había algunos que utilizaban veneno contra sus enemigos que inutilizaba los sentidos y los miembros. Quedaban feísimos. El Inca mandó quemar vivos a estos indios que utilizaron esta crueldad.
Capítulo V: Gana el Inca tres provincias, vence una batalla muy reñida.
La codicia y ambición de aumentar su reino crecía en los Incas. Por ello redujeron a una provincia llamada Llaricasa de allí Sancuan, luego a la provincia llamada Pacassa. En el pueblo que ahora llaman Huaychu, Trece o catorce mil indios hacen resistencia al Inca. Ya vencido de la paciencia de esperar y forzado de la insolencia de los contrarios, que ya era insoportable mandó apercibir batalla. Los Incas salieron con toda prontitud. Pelearon con gran pertinacia y ceguera particularmente los Collas. En esta porfiada batalla estuvieron todo el día sin cesar.
Capítulo VI: Ríndense los de Huaychu; perdónanlos afablemente.
De los Collas murieron seis mil. De los Incas solo quinientos. Los Collas imploraron perdón al Inca, que según ellos no lo merecían por ser desobedientes a los mandatos del Sol. El Inca mando que un capitán de los suyos respondiese en su nombre. Y que su padre el Sol no había enviado a la tierra para que matase y los perdonó y les dio buen trato. Les mandó vestir y curar y que los tratasen con todo el regalo posible.
Capítulo VII: Redúcense muchos pueblos; el Inca manda hacer un puente de mimbre.
Los pueblos que vinieron a la obediencia del Inca fueron: de Huaychu hasta Callamarca. El Inca pasó adelante por el mismo camino real de los charcos hasta Caracollo hasta llegar a la laguna de Paria. Y llegó al valle de Chuquiapu. En aquellos caminos y en reducir la gente y dar traza a los pueblos gastó tres años. Y volvió al Cozco. Después de dos o tres años mandó preparar su ejército para nuevas conquistas. Mandó hicieran puente por donde pasase su ejército. Este fue el primer puente de mimbre que en el Perú se hizo por orden de los Incas. Para hacer un puente de aquellas juntan grandísima cantidad de mimbre.
Capítulo VIII: Con la fama de la puente se reducen muchas naciones de su grado.
Viendo la construcción de la puente, admirados por excelente máquina que el Inca mandó hacer se sometieron: Chumpiuillca que está en el distrito de Contisuyu, lo cual tiene veinte leguas de largo y más de diez de ancho. Solo en el pueblo de Uillilli halló resistencia al final se rindieron. El Inca mandó hacer una calzada, la cual hizo de piedras grandes y chicos, entre las cuales echaban de mezcla céspedes de tierra.
Capítulo IX: Gana el Inca otras muchas y grandes provincias y muere pacífico.
Llegó a la provincia de Allca, que también se sometió. Taurisma, Cotahuasi, Puma, Tampu, Parihuana, Cocha también se redujeron a la voluntad del Inca. Luego al despoblado de Coropuna, entró a la provincia de Aruni. Todas estas provincias redujo el Inca Mayta Cápac habiendo gastado en esta última conquista tres años se volvió al Cozco. Le dan treinta años de reinado, luego murió fue llorado un año.
Capítulo X: Cápac Yupanqui, Rey quinto, gana muchas provincias en Contisuyu.
Cápac Yupanqui, fue a la parte de Contisuyu. Construyó otro puente sobre el rio Apurímac. Con veinte mil hombres de guerra llegó a Yanahuara y lo recibieron por señor y le dieron obediencia y vasallaje. Luego pasó a la provincia de Aymara, que también cerco. El Inca estuvo muchos días sín querer darles batalla. Entonces más de doce mil hombres de guerra se rindieron, trajeron consigo sus mujeres e hijos, y puestos de rodillas acataron al Inca y en señal de vasallaje le presentaron oro plata y plomo.
Capítulo XI: La conquista de los Aymaras; perdonan a los curacas. Ponen mojoneras en sus términos.
Llegó a Aymara y a un pueblo llamado Huaquirca, que eran reacios al sometimiento al Inca. Desconocieron al Sol como su dios y no lo querían. CÁPAC Yupanqui fiel a sus ancestros. Considerando la respuesta de los umasuyus acordaron tomarlos de sorpresa y no hacerles daño. Fue ley y mandato del primer Inca Manco Cápac que no se derramase sangre. El Inca Cápac Yupanqui viendo esta ley mandó apercibir ocho mil hombres se puso muy brevemente en la provincia de Umasuyu. Los curacas fueron al Inca a pedirles misericordia y perdón. El Inca los trató con mucha clemencia. Los curacas con gran humildad respondieron que prometían de no tener otro Dios que al Sol su padre, ni guardar otras leyes sino los que quisiesen dar. Los curacas de ambas provincias besaron la Manos al Inca, dándole gracias de que la participación hubiese tan a contento de todos ellos.
Capítulo XII: Envia el Inca a conquistar los Quechuas. Ellos se reducen de su grado.
El Inca nombró a su hermano Auqui Titu por capitán general y cuatro incas. Y llevó a su cargo cinco mil hombres. Y fueron a Contisuyu. Entraron a una provincia llamada Cotapampa. Los cuales amablemente se sometieron dándole la bienvenida al Inca Auqui Titu. “Seas bienvenido Inca Apu (que es general) a darnos nuevo ser y nueva calidad con hacernos criado y vasallos del hijo del Sol…” Hicieron su acatamiento al Inca y a los maeses de campo y les presentaron mucho oro para que le enviasen al Rey. Luego pasaron a otra provincia llamada Huamanpallpa; también la redujeron sin guerra ni contradicción alguna.
Capítulo XIII: Por la costa de la mar reducen muchos valles,castigan los sodomitas.
A toda tierra que está a costa de mar, llamaron los indios Yunca que quiere decir tierra caliente. Está el valle de Hacari. Había más de veinte mil indios. Los valles de: Uiña, Camana, Carauilli, Picta, Quellca fueron sometidos por el Inca, Auqui Titu. Divisaron sodomitas. A estos y por orden del Inca, mandó quemar vivos, quemaron sus casas, y las derribasen por tierra y quemasen los árboles de sus heredades arrancándoles de raíz. Nombró a Auqui Titu gobernador y lugarteniente.
Capítulo XIV: Dos grandes curacas comprometen sus diferencias en el Inca y se hacen vasallos suyos.
El Inca llegó al Collasuyu. Donde tuvo avisos que dos capitanes se hacían guerra. Uno de ellos se llamaba Cari y el otro Chipana. El Inca les habló: “dijo que unas veces era de envidias que cada uno tenía de las hazañas y ganancias del otro y otras veces era la ambición y codicia de quitarse los estados”. Luego llamó a consejo a los dos curacas y les dijo: que su padre el Sol llamaba por la paz y concordia los curacas respondieron que obedecerían a su majestad llanamente. Y viendo su justicia acordaron entregarse todos al Inca y ser sus vasallos.
Capítulo XV: Hacen un puente de paja, enea y juncia en el Desaguadero. Redúcese Chayanta.
En la ribera de la Laguna de Titicaca crece grandísima cantidad de juncia, enea y espadaña, además de buena paja, a lo cual los indios llamaban ichu. Con todos estos materiales construyen un puente que tiene trece o catorce pies de ancho y más de una vara de alto. La renuevan cada seis meses.
Este puente, como las demás obras grandes estaba en el tiempo de los incas repartida por las provincias comarcanas. El Inca Príncipe entró en la provincia de Chayanta. Envía mensajeros con los requerimientos acostumbrados. Algunos dudaban pero le pusieron condiciones al Inca. Aceptada éstas entró a Chayanta. Les brindó ejemplo de enseñanza y sabiduría. Los indios mirando con atención aceptaron. Después festejaron con grandes danzas y bailes.
Capítulo XVI: Diversos ingenios que tuvieron los indios para pasar los ríos y para sus pesquerías.
Los Incas no pudieron hacer piraguas ni canoas como los de la Florida. Se valían de unos árboles livianos que crecían en las provincias de Quitu. Hacían de ellos balsas grandes y chicas, de cinco o siete palos de largo. Atábanle dos cordeles y por ellos tiraban para pasarle de una parte a otra. También hacen otros barquitos manuales: son de haz rollizo de enea del grueso de un buey. Un indio solo gobierna cada barco de estos. Si el rio es raudo va a salir cien o dos cientos pasos más abajo. Otros barcos hacen de grandes calabazas enteras enredadas y fuertemente atadas unas con otras.
En los ríos grandes con mucha corriente o ferocidad, echan por lo alto una maroma muy gruesa de aquel su cáñamo que llaman cháhuar. Llamanle también uruya. Pescan en barquillos de enea. Con fisgas, peces tan grandes como un hombre. Atan un cordel delgado que los marineros llaman volantín. Estos ingenios que los indios del Perú tenían para navegar por la mar, y pasar ríos caudalosos yo las dejé todavía en uso.
Capítulo XVII: De la reduccion de cinco provincias grandes, sin otras menores.
El Inca salió de Chayanta. Y fue a otras provincias del Collasuyu: Tutura, Sisipi, Chaqui, Chamuru y sacaca. Estas provincias se sometieron al Inca. Suplicaban que les recibiese bajo su ampra, que le ofrecían sus vidas y sus haciendas. El Inca mandó responder que dejase a su cuenta y cargó la conquista de sus vecinos. Con esta respuesta recibieron al Inca. La conquista duró dos años hasta tres. Mandó hacer muchos puentes para seguridad de sus caminantes.
Capítulo XVIII: El Principe Inca Roca reduce muchas y grandes provincias mediterráneas y marítimas.
El Inca mandó apresar veinte mil hombres de guerra y cuatro maeses de campo que fuesen con el Príncipe Inca Roca hacia Chinchasuyu. Llegó al Apurímac. Curahuasi, Amáncay fueron sometidos. Y pasó a Cochacasa, Sura, Apucara donde lo recibieron llanamente. De allí pasó a Rucana dividida en dos provincias: Rucana y Hatunrucana. Las cuales redujo con muchos aplausos de los naturales. Bajó a la costa a Nanasca, Hacari, Camato, Aticu, Ucuña. Atiquipa y Quellca todos fueron sometidos.
Capítulo XIX: Sacan indios de la costa para colonizar la tierra adentro. Muere el Inca Cápac Yupanqui.
Mandó poblar tierra caliente, con indios de temple caliente. Para que así no se murieran. Las tierras a poblar eran pocas, porque el rio Apurímac en sus recovecos deja pocas tierras disponibles. El Inca Cápac Yupanqui se siente viejo y muere. El sucesor su hijo el Príncipe Inca Roca, su hijo primogénito y de la Coya Mama Curiyllpay.
Capítulo XX: La descripción del Templo del Sol y sus grandes riquezas.
Cozco fue fundado por el primer Inca Manco Cápac, por ello era adorado por los indios. Su gente era respetada y acatada. Lo mismo era en sus semillas y legumbres si era del Cozco era superior al de otras provincias, hicieron edificios suntuosos y casas reales. Uno de ellos en la que más se esmeraron fue la casa y templo del Sol. Que la adornaron de increíbles riquezas. Todas las cuatro paredes del templo estaban cubiertas de planchas y tablones de oro. El Sol era de una plancha de oro al doble más gruesa. Era tan grande que tomaba todo el testero del templo. A un lado y a otro de la imagen del Sol estaban los cuerpos de los Reyes muertos.
Capítulo XXI: Del claustro del Templo y de los aposentos de la Luna y estrellas, trueno y relámpago y arco del cielo.
Pasado el templo. Al derredor del claustro había cinco cuadras o aposentos. Una de ellas estaba dedicada a la Luna, mujer del Sol. Sus puertas estaban aforradas con tablones de plata. Tenían su imagen y pintada un rostro de mujer. Madre de los Incas. La llamaban Mama Quilla, que es Madre Luna. Otro aposento estaba dedicado al lucero Venus. A las estrellas tenían por criadas de la Luna y le dieron un aposento. El otro aposento era dedicado al relámpago, trueno y rayo. Otro aposento dedicaron al arco del cielo. El quinto aposento era dedicado al sumo sacerdote.
Capítulo XXII: Nombre del Sumo Sacerdote, y otras partes de la Casa.
Al Sumo Sacerdote llaman Uillac Umu. Que quiere decir el adivino o el hechicero que dice. Pontífice adivinaba e interpretaba los sueños y las demás supersticiones. Las cuadras estaban aforradas con tablones de oro, no solo las paredes y lo alto, más también el suelo de los tabernáculos. Había aposentos para los sacerdotes y para los criados de la casa que eran incas privilegiados.
Capítulo XXIII: Los sitios para los sacrificios y el término donde se descalzaban para ir al Templo, las fuentes que tenían.
Los sacrificios generales que se hacían en la fiesta principal del Sol llamada Raymi, se hacían en la plaza mayor de la ciudad. Hacían danzas y bailes todas la provincias y naciones del reino. Por las cuatro calles iban al templo del Sol. Se descalzaban los que iban al templo. Tenían cinco fuentes de agua. Los caños eran de oro, los tinajones, de oro y plata. Todo ello fue maltratado por los españoles el año de mil y quinientos y cincuenta y ocho.
Capítulo XXIV: Del jardín de oro y otras riquezas del Templo, a cuya semejanza había otros muchos en aquel Imperio.
La huerta que ahora sirve al convento. Era jardín de oro y plata. Había un gran maizal y la semilla de quinua y otras legumbres todo hecho de oro y plata. En suma no había en aquella casa cosa alguna de que hechas mano que no fuese de oro y plata. Llamaron al templo del Sol Coricancha que quiere decir barrio de oro. Todos los demás templos de las provincias también estaban chapadas de oro y plata que competían con el Cozco.
Capítulo XXV: Del famoso Templo de Titicaca y de sus fábulas y alegorías.
Hubo un templo en la Isla llamada Titicaca. Titi que es plomo y de caca que es sierra. El lago también tomó el mismo nombre. Donde dicen los Incas que el Sol puso aquellos sus dos hijos varón y mujer. Y así mandaron hacer un riquísimo templo, todo aforrado con tablones de oro, dedicado al Sol. Era tanto el oro y la plata que sobraba para hacer otro templo. Luego que los indios supieron de la ida de los españoles echaron todos los tesoros incluida la cadena de oro del Inca Huayna Cápac en una laguna pequeña que estaba en el valle de Orcos. Los Reyes ennoblecieron mucho aquella isla, por ser la primera tierra que sus progenitores habían pisado.
FIN DEL LIBRO TERCERO.
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