El Quijote Libro II Resumen Capítulo 41
DE LA VENIDA DE CLAVILEÑO, CON EL FIN DE ESTA DILATADA AVENTURA.
Vinieron cuatro salvajes, vestidos de verde yedra, trayendo sobre sus hombros a Clavileño el gran caballo de madera. Parecióle a don Quijote que cualquier cosa que replicase sería poner en detrimento su valentía. Y así sin más altercar subió sobre Clavileño y le tentó la clavija, que fácilmente le rodeaba. Y poco a poco llegó a subir Sancho. Ambos se vendaron los ojos. Cubriéndose y sintiendo don Quijote que estaba como debía de estar, tentó la clavija, cuando los presentes levantaron las voces diciendo.
- ¡Dios te guie, valeroso caballero!
- ¡Dios sea contigo, escudero intrépido!
- ¡Ya, ya vais por esos aires, rompiéndolos como una saeta!
Y don Quijote dijo a Sancho:
- Destierra amigo el miedo; que, en efecto la cosa va como ha de ir, y el viento llevamos en popa.
Y así era ello, que unos grandes fuelles le estaban haciendo aire. Tan bien trazada estaba la tal aventura por el Duque y la Duquesa y su mayordomo. Y sintiéndose pues soplar, don Quijote dijo:
- Sin duda alguna Sancho, que ya debemos llegar a la segunda región del aire. Presto daremos en la región del fuego.
En esto unas estopas ligeras en encenderse y apagarse desde lejos; pendientes de una caña le calentaban los rostros. Así el Duque y la Duquesa, queriendo dar remate a la extraña y bien fabricada aventura por la cola del Clavileño le pegaron fuego con unas estopas y al punto por estar el caballo lleno de cohetes tronadores voló por los aires, y dio con don Quijote y Sancho Panza en el suelo, medio chamuscados. Todos en el jardín quedaron desmayados. Don Quijote y Sancho se levantaron maltrechos, y vieron hincada una lanza en el suelo; y pendiente un pergamino en el cual con grandes letras de oro decía: “El ínclito caballero don Quijote de la Mancha, feneció y acabó la aventura de la Condesa Trifaldi” “Malambruno se da por contento y satisfecho a toda su voluntad y las barbas de las dueñas quedan lisas y mondas. Y los reyes Clavijo y Antonomasia, en su prístino estado”. Y don Quijote fue al Duque y la Duquesa y le dijo:
- ¡Ea, buen señor, buen ánimo, que todo no es nada! La aventura es ya acabada. El Duque abrazó a don Quijote, diciéndole ser el más buen caballero que en ningún siglo se hubiese visto. Entre tanto Sancho explicaba a la Duquesa que había visto la tierra del tamaño de un grano de mostaza y las personas el de una avellana, y que vio que el cielo y a siete cabrillas. Al final don Quijote dijo a Sancho:
- Sancho, pues vos queréis que os crea lo que habéis visto en el cielo, yo quiero que me creáis a mí lo que vi en la cueva de Montesinos. Y no os digo más.
El Quijote Libro II Resumen Capítulo 42
DE LOS CONSEJOS QUE DIO DON QUIJOTE A SANCHO PANZA ANTES DE QUE FUESE A GOBERNAR LA ÍNSULA, CON OTRAS COSAS BIEN CONSIDERADAS.
Y el Duque dijo a Sancho.
- Advertid que mañana en ese mesmo día habéis de ir al gobierno de la ínsula, y esta tarde os acomodaran del traje conveniente que habéis de llevar.
En esto llegó don Quijote y con reposada voz dijo: Infinitas gracias doy al cielo, Sancho amigo de que te hayas encontrado de buena dicha. Dispuesto, pues, el corazón a creer lo que te he dicho, está ¡Oh hijo! Atento a este tu Catón, que quiere aconsejarte.
- “Primeramente ¡Oh hijo! Has de temer a Dios; porque en el temerle está la sabiduría, y siendo sabio no podrás errar en nada”.
- “Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo”.
- “Has gala Sancho de la humildad de tu linaje”.
- “Mira, si tomas por medio la virtud, y te precias de hacer hechos virtuosos no hay porque tener envidia a los que tienen”.
- “Si vienen a tu ínsula tus parientes acógelos, agasájalos y dale regalos”.
- “Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia, que las informaciones del rico”.
- “Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia”.
- ”Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras”.
- “Muéstrate piadoso y clemente, porque ante los atributos de Dios todos son iguales”.
- “Si estos preceptos y reglas sigues, Sancho, serán luengos tus días, tu fama será eterna, tu felicidad indecible, vivirás en paz y en los últimos pasos de la vida, te alcanzará el de la muerte en vejez suave y madura”.
El Quijote Libro II Resumen Capítulo 43
DE LOS CONSEJOS SEGUNDOS QUE DIO DON QUIJOTE A SANCHO PANZA.
Prosiguió don Quijote y dijo:
- En lo que toca como has de gobernar tu persona y casa, Sancho lo primero que te encargo es que seas limpio.
- “No andes, desceñido y flojo”
- “No comas ajos ni cebollas, porque no saquen por el olor tu villanería”.
- “Anda despacio, habla con reposo”
- “Come poco y cena más poco”
- “Se templado en el beber”.
- “Sea moderado tu sueño”
- “Jamás te pongas a disputar de linajes, a lo menos comparándolos entre sí”.
- “Tu vestido será calza entera”
- “Por ahora, esto se me ha ofrecido y no tengas en avisarme el estado en que te halles”.
Señor –respondió Sancho- bien veo que todo cuanto vuesa merced me ha dicho son cosas buenas, pero ¿de qué me han de servir si de ninguna me acuerdo? Además no sé leer ni escribir. Solo se firmar mi nombre. A esto agregó don Quijote que Sancho no utilizase tanto refranes que no vienen al caso y que si mal gobernara sería única y exclusivamente responsabilidad de él.
El Quijote Libro II Resumen Capítulo 44
COMO SANCHO PANZA FUE LLEVADO AL GOBIERNO Y DE LA EXTRAÑA AVENTURA QUE EN EL CASTILLO SUCEDIÓ A DON QUIJOTE.
Salió en fin Sancho acompañado de mucha gente, vestido a lo letrado, y encima un gabán muy ancho de chamelote de aguas de leonado, sobre un macho a la jineta, y detrás iba su rucio, con cuya compañía iba tan contento. Don Quijote sintió su soledad. Conoció la Duquesa su melancolía, y preguntóle de que estaba triste, que si era por la ausencia de Sancho.
- Verdad es, señora mía –respondió don Quijote- que siento la ausencia de Sancho.
Después de la cena don Quijote se retiró a su aposento y al no poder conciliar el sueño, se asomó por la ventana, y en esto se sintió tocar un arpa suavísimamente. Oyéndolo quedó pasmado, era Altisidora bella dama que se había enamorado de nuestro caballero. Y don Quijote dijo entre sí: “¡Que tengo de ser tan desdichado andante, que no ha de haber que me mire que de mí no se enamore…! Que para Dulcinea soy de masa y de alfeñique y para todos los demás soy de pedernal. Y con esto cerró la ventana como si le hubiera acontecido alguna desgracia.
El Quijote Libro II Resumen Capítulo 45
DE COMO EL GRAN SANCHO PANZA TOMÓ LA POSESIÓN DE SU ÍNSULA Y DEL MODO QUE COMENZÓ A GOBERNAR.
Digo pues que con todo su acompañamiento llegó Sancho a un lugar de hasta mil vecinos. Su nombre Barataria, o ya por que el lugar se llamaba Barataria o ya por el barato con que se había dado el gobierno. A este instante entraron en el juzgado: Tres casos en el que nuestro gobernador debiera de dar solución.
- El primero era de un sastre, y un labrador, por la hechura de cinco caperuzas.
- El segundo eran, de dos hombres ancianos sobre una deuda de diez escudos de oro, y
- El tercero, entró en el juzgado una mujer asida fuertemente de un hombre vestido de ganadero rico. La mujer lo denunciaba de haberse aprovechado de ella.
En todos los casos, Sancho supo dar respuesta acertada. Y los circunstantes quedaron admirados de nuevo de los juicios y sentencias de su nuevo gobernador.
El Quijote Libro II Resumen Capítulo 46
DEL TEMEROSO ESPANTO CENCERRIL Y GATUNO QUE RECIBIÓ DON QUIJOTE EN EL DISCURSO DE LOS AMORES DE LA ENAMORADA ALTISIDORA.
Estando don Quijote en la sala, Altisidora le vio, y fingió desmayarse, nuestro caballero solicito un laúd, a fin de que pueda desengañar a la mujer enamorada, y así cantó un romance, donde daba cuenta de querer a Dulcinea, y que su imagen es imposible borrarla.
Poco después derramaron en su cuarto un gran saco de gatos con cencerros, era fuerte la bulla que don Quijote pensó que eran malignos encantadores, y cogió la espada y comenzó a dar cuchilladas. Uno de ellos le saltó en la cara que le provocó serías heridas que le mantuvo encerrado y en cama durante cinco días.
El Quijote Libro II Resumen Capítulo 47
DONDE SE PROSIGUE CÓMO SE PORTABA SANCHO PANZA EN SU GOBIERNO.
A Sancho gobernador, no le hicieron probar ni un bocado de comida. Su médico le ponía todo tipo de objeciones con la finalidad de que no comiera. Desesperado quiso agarrarlo a garrotazos. Alborotose el doctor viendo tan colérico al gobernador. En eso sonó una corneta, era el correo trayendo un sobrescrito del Duque. Así decía:
“…La han de dar un asalto furioso… que ha entrado en ese lugar cuatro personas para quitarle la vida…no comáis… Yo tendré cuidado de socorreros…”
Vuestro amigo.
EL DUQUE.
Sancho solicitó comida, luego mandó una carta al Duque, a la Duquesa, a don Quijote y a su esposa Teresa Panza. En esto entró un paje y dijo:
- Aquí está un labrador negociante que quiere hablar a vueseñoría en un negocio.
El labrador se hizo presente y quiso besar la mano de Sancho, éste no quiso y escuchó su problema. El labrador menciono ser de Miguelturra, y ser viudo, tener dos hijos. Y uno de ellos se enamoró de una doncella llamada Clara Perlerina. Escuchaba atentamente, el gobernador agobiado por el hambre. -¿Qué es lo que queréis ahora? -dijo Sancho-
- Querría señor –respondió el labrador- que me diere una carta de favor para mi consuegro. Y que vuesa merced me diese trescientos o seiscientos ducados para ayudar a la dote de mi bachiller (el hijo).
Y apenas dijo esto, cuando en pie el gobernador, asió de la silla en que estaba sentado y dijo:
- ¡Voto a tal, don patán rústico y mal mirado, que si no apartáis y escondéis luego de mi presencia, que con está silla os rompa y abra la cabeza! El maestre de sala sacó al labrador, el cual se fue temeroso.
El Quijote Libro II Resumen Capítulo 48
DE LO QUE SUCEDIÓ A DON QUIJOTE CON DOÑA RODRIGUEZ, LA DUEÑA DE LA DUQUESA, CON OTROS ACONTECIMIENTOS DIGNOS DE ESCRITURA Y DE MEMORIA ETERNA.
Estuvo don Quijote mal herido durante seis días. Una noche entró en su aposento doña Rodríguez la dueña. Quien se puso a contar sus cuitas a nuestro caballero. Lo hizo de la siguiente manera:
“… Es pues el caso señor don Quijote, soy natural de Asturias, de Oviedo, mis padres me trajeron a la Corte de Madrid, y se volvieron a su tierra… de allí a pocos años se debieron de ir al cielo. Quedé huérfana… se enamoró de mí un escudero de casa… de cuyo matrimonio nació una hija… de allí a poco murió mi esposo de un cierto espanto que tuvo…”
Y en esto comenzó a llorar tiernamente y dijo:
…Quedé yo viuda y desamparada y con hija a cuestas, que iba creciendo en hermosura como la espuma de mar… la Duquesa que estaba recién casada con el Duque, mi señor quiso traerme consigo a este reino de Aragón, y a mi hija ni más ni menos… creció mi hija… En resolución de esta mi muchacha se enamoró un hijo de un labrador riquísimo que está en la aldea del Duque mi señor… y burló a mi hija, y no se la quiere cumplir… Querría pues señor mío, que vuesa merced tomase cargo el deshacer este agravio, o ya por ruegos o ya por armas…
Así estuvieron conversando don Quijote y la dueña doña Rodríguez cuando con un gran golpe abrieron las puertas del aposento… a la dueña le alzaron las faldas y le dieron de azotes con una chinela, mientras a don Quijote le pellizcaron muy a menudo y tan reciamente que no pudo dejar de defenderse a puñadas. Duró la batalla, casi media hora. Doña Rodríguez se fue gimiendo se desgracia y don Quijote pellizcado y confuso queriendo saber quién había sido el perverso encantador.
El Quijote Libro II Resumen Capítulo 49
DE LO QUE SUCEDIÓ A SANCHO PANZA RONDANDO SU ÍNSULA.
Por fin cenó Sancho, le dieron salpicón de vaca con cebolla y unas manos cocidas de ternera algo entrada en días. Andando por su ínsula, sintieron ruidos de cuchilladas, acudieron allá, y hallaron que eran dos hombres lo que reñían. El uno le pedía al otro ocho reales del juego que había ganado. Sancho resolvió darle cien reales y desterrarlo de la ínsula, por no tener oficio ni beneficio aquel hombre. Y en esto llegó un corchete que traía asido a un mozo. Y dijo: -Señor gobernador, este mancebo venía hacia nosotros y comenzó a correr como un gamo y yo partí tras él, y si no fuera porque tropezó y cayó, no le alcanzara jamás. Sancho lo condenó a dormir en la cárcel.
- Todo esto es cosa de risa -respondió el mozo- El caso es que no me harán dormir en la cárcel cuantos hoy viven.
- Dime demonio –dijo Sancho- ¿tienes algún ángel que te saque y que te quite los grillos que te pienso echar?
- Ahora señor gobernador -respondió el mozo- Ustedes me mandan a la cárcel y me ponen los grillos y que el alcaide cumple como se le manda, con todo esto, si yo no quiero dormir y estarme despierto toda la noche, sin pegar pestaña ¿será vuesa merced bastante con todo su poder para hacerme dormir, si yo no quiero?
- Pues andad con Dios –dijo Sancho- idos a dormir a vuestra casa. Fuese el mozo y el gobernador prosiguió con su ronda y de allí a poco vinieron dos corchetes que traían asido a un .hombre y dijeron:
- Señor gobernador, este que parece hombre no lo es, sino mujer y no fea, que viene vestida en hábito de un hombre.
En efecto era una mujer que había sido encerrada por diez años, y se vistió en hábitos de hombre para ver el mundo. Lo mismo hizo su hermano que se vistió de mujer para hacerle compañía. Sancho resolvió llevarle a la casa de sus padres. Agradecieron al gobernador por la merced que quería hacerle de devolverlos a su casa.
Con todo esto se acabó la ronda de aquella noche.
El Quijote Libro II Resumen Capítulo 50
DONDE SE DECLARA QUIÉN FUERON LOS ENCANTADORES Y VERDUGOS QUE AZOTARON A LA DUEÑA Y PELLIZCARON Y ARAÑARON A DON QUIJOTE, CON EL SUCESO QUE TUVO EL PAJE QUE LLEVÓ LA CARTA A TERESA PANZA MUJER DE SANCHO PANZA.
Los que acribillaron a don Quijote y vapularon a la dueña fueron la Duquesa y Altisidora. Por otro lado el paje partió y encontró a Sanchica, la cual los condujo a Teresa Panza. El paje le muestra los honores y una carta que escribió la Duquesa y que decía de esta manera:
“Amiga Teresa: … El Duque mi marido dio el gobierno de una ínsula a Sancho Panza… quiero que sepa la señora Teresa que con dificultad se halla un buen gobernador en el mundo” “Ahí te envió una sarta de corales y alquimia Dios querrá que nos conozcamos” “Dicenme que en ese lugar hay bellotas gordas envíeme hasta dos docenas”.
Su amiga que bien la quiere.
LA DUQUESA.
Teresa Panza muestra la carta al Cura y Sansón Carrasco que se quedan admirados. Por su parte Sanchica solicita al paje lo lleve donde su padre. A todo esto Teresa Panza hablaba con muchos refranes. El Cura y Sansón interrogan al paje, sobre si es cierto eso de la ínsula y que no es más una imaginación de don Quijote de la Mancha. El paje respondió que todo era cierto. A su vez Teresa mandó que se escribiese las cartas, una para su marido y otra para la Duquesa.
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