Libro Noveno Resumen Corto Por Capítulos
Capítulo I: Huayna Cápac manda hacer una maroma de oro; por qué y para qué.
“Huayna Cápac fue adorado de los suyos por dios en vida, cosa que afirman los viejos que con ninguno de sus antecesores se hizo”. Huáscar su hijo primogénito había nacido. Mandó hacer una cadena de oro. Tenía trescientos y cincuenta pasos de largo, que son setecientos pies; preguntando yo al mismo indio por el grueso de ella, alzó la mano derecha y, señalando la muñeca, dijo que cada eslabón era tan gruesa como ella. Esta pieza tan rica y soberbia escondieron los indios con los demás tesoros que desaparecieron. El nombre del heredero al trasquilar el pelo era de Inti Cusi Huallpa, le añadieron por renombre el nombre de Huáscar. Huasca quiere decir soga.
Capítulo II: Redúcense de su grado diez valles de la costa, y Túmpiz se rinde.
Huayna Cápac mandó levantar cuarenta mil hombres de guerra fue a Quitu. Tuvo un hijo en su concubina primogénita del Rey llamado Atahuallpa. Luego bajó al valle llamado Chimú. Envió requerimientos de paz a los valles de Chacma y Pacasmayo los cuales aceptaron. Lo mismo hicieron: Zaña, Collque, Cintu, Tucmi, Sayona, Mutupi, Puchu, Sullana. Tardaron en su conquista dos años. Luego volvió a Quitu a ennoblecer aquel reino. Con cuarenta mil hombres de guerra va hacía el valle de Sullana mandó los requerimientos acostumbrados de paz o de guerra lo cual aceptaron.
Capítulo III: El castigo de los que mataron los ministros de Túpac Inca Yupanqui.
Castigo a los de la nación Huancauillca. Tomando uno de cada diez indios para que degollasen, en memoria y castigo de aquel delito. Mando sacar desde ese momento a ellos y a sus descendientes dos dientes de los altos y otros dos de los bajos. La justicia y castigo se ejecutó y con mucha humildad recibieron todas aquellas naciones.
Capítulo IV: Visita el Inca su Imperio, consulta los oráculos, gana la isla Puna.
Habiendo castigado merecidamente a aquellas provincias volvió a Quitu. Visitó el reino de Chile. Fue al templo de Pachacámac y al famoso valle del Rimac y al famoso ídolo hablador que les auguro éxitos. Llegado a Tumpiz mandó apercibimientos de paz o de guerra a la isla llamada Puna y a su señor que tenía por nombre Tumpalla, ellos se reunieron y aceptaron el vasallaje hacía el Inca, y tomar como único Dios al Sol. Pero conjuraron para matar al Inca en alguna ocasión que se lo permitiese.
Capítulo V: Matan los de Puna a los capitanes de Huayna Cápac.
El Inca visitó a Tumpiz y mandó capitanes de sangre Real, mandóles gente de guarnición para presidios. Mandó con balsas hasta la boca de un río donde desembarcaron. Todos ellos fueron asesinados sin piedad por los indios de la isla Puna. Matáronlos con crueldad y menosprecio. Pusieron las cabezas a la puerta de sus templos sacrificaron los corazones y la sangre a sus ídolos.
Capítulo VI: El castigo que se hizo en los rebelados.
Por todo lo sucedido el Inca Huayna Cápac, cubrióse de luto para mostrar su dolor. Pasado el llanto fue a las provincias rebeldes y los sujeto fácilmente. Mandó prender a los principales autores. Mandó el Inca fuesen castigados con pena de muerte. L ejecutaron con diversas muertos unos fueron echados a la mar a otros degollaron y a otros mataron con sus propias armas.
Capítulo VII: Motín de los Chachapuyas y la magnanimidad de Huayna Cápac.
Andando el Rey Huayna Cápac. Visita su Imperio. Recibe regalo de un tigre y de un León. Manda visitar el reino de Chile. Vuelve al Cozco y observa la construcción de la fortaleza. Pasaron cuatro años en estas visitas. Le trajeron noticias de que los Chachapuyas se habían revelado. Volvió hacía la provincia con la finalidad de dar castigo severo a los amotinados. Los Chachapuyas huyen sabiendo del enojo y pujanza del ejército del Inca. Dejan solo a los ancianos, los cuales elijen a una matrona para suplicarle al Inca que les perdone. Huayna Cápac oye las súplicas postrada ante sus pies implora perdón. Al cual accede. Envía cuatro Incas, para una buena paz y gobierno. Entretanto los Chachapuyas quedaron convencidos de su delito y en adelante fueron buenos vasallos.
Capítulo VIII: Dioses y costumbres de la nación Manta, y su reducción; y la de otras muy barbaras.
Los de Manta adoraban a una esmeralda poco menos de la medida de un huevo de avestruz, como dios. Practicaban la sodomía. Cásabanse, pero primero los parientes y amigos gozaban de la novia. Desollaban a sus cautivos de guerra. El Inca al llegar envió los requerimientos de paz o de guerra. Redujo también: Apichiqui, Saua, Pecllansimiqui, Pampahuaci, Saramisu, Passau. Huayna Cápac viendo la mala posición de la tierra mandó volver a su ejército.
Capítulo IX: De los gigantes que hubo en aquella región y la muerte de ellos.
Pedro Cieza de León dice: “Porque en el Perú hay fama de los gigantes que vinieron a desembarcar a la costa en la Punta de Santa Elena, que es en los términos de Puerto Viejo…vinieron por la mar en balsas de juncos unos hombres tan grandes…disformes, que era cosa monstruosa ver las cabezas, los pelos les allegaban a las espaldas…no traían mujeres consigo, cavaron grandes pozos en peña viva de donde bebieron agua. Todo destruían, practicaban la sodomía. Y Dios nuestro señor los envió el castigo de acuerdo a la fealdad del pecado, salió un ángel y con una espada los mató a todos”.
Capítulo X: Lo Que Huayna Cápac dijo acerca del Sol.
El Rey Huayna Cápac mira directamente al Sol. El Sumo sacerdote que era uno de sus tíos le dijo: “¿Qué hace Inca? ¿No sabes que no es licito hacer eso?” Das mal ejemplo a toda tu corte y a tu Imperio. Quiero hacerte dos preguntas – dijo el Inca – volviéndose al sacerdote. ¿Habría alguno de vosotros tan atrevido que por su gusto me mandase levantar de mi asiento y hacer un largo camino? ¿Y habría algún curaca de mis vasallos por más rico y poderoso que fuese, que no me obedeciese si yo le mandase ir por la posta de aquí a Chili? Dijo el sacerdote: No Inca. El Rey dijo entonces: “Pues yo te digo que nuestro padre el Sol debe de tener otro mayor señor y más poderoso que no él. El cual le manda hacer este camino que cada día hace sin parar…” Por este dicho los españoles vieron la facilidad que sería si recibiera la fe católica por su buen entendimiento y delicado ingenio.
Capítulo XI: Rebelión de los Caranques y su castigo.
Los de Caranque una provincia del reino Quitu, era gente bárbara. Mataron a los gobernadores y ministros del Inca. Comieron su carne con mucho gusto, tragándosela sin mascar. A Huayna Cápac le causó mucha pena y enojo. Los rebelados no quisieron rendirse. El Inca mandó a su ejército, para poner orden a fuego y sangre. Murieron millares de hombres. El enemigo se rindió. Huayna Cápac mandó degollar a los insurrectos en una laguna que en memoria del castigo llamáronla Yahuarcocha, quiere decir: lago o mar de sangre.
Capítulo XII: Huayna Cápac hace Rey de Quitu a su hijo Atahuallpa.
Huayna Cápac. Amaba a Atahuallpa, por ello reúne a su primogénito Huáscar y a todos los Incas de su Corte y solicita que le concedan el reino de Quitu a Atahuallpa por ser su hijo y ver también su pobreza. Huáscar acepta. Con esta respuesta quedó el Inca muy satisfecho ordenó a Huáscar que se volviese al Cozco; trató de meter en la posesión del reino a su hijo Atahuallpa; dióle capitanes experimentados y parte de su ejército.
Capítulo XIII: Dos caminos famosos que hubo en el Perú.
Sería justo que en la vida de Huayna Cápac hagamos mención de dos cominos. Uno lo que hizo él que va por los llanos. Al respecto Agustín Zarate dice: “… GuaInacaba (quiere decir mancebo rico) que fue el más tierra ganó y el que más justicia y razón tuvo en la tierra… cuando Guainacaba fue desde la ciudad del Cuzco con su ejército a conquistar la provincia de Quito tuvo gran dificultad en el pasaje por causa de los malos caminos…entonces los indios hicieron un camino por la cordillera muy ancho y llano, rompiendo e igualando las peñas donde era menester, e igualando y subiendo las quebradas de mampostería, y así dura este camino por espacio de quinientas leguas… y no contentos de hacer insigne obra, cuando otra vez el mismo Guainacaba quiso volver a visitar la provincia de Quito, tornó por los llanos y los indios le hicieron en ellos otros caminos de tanta dificultad como el de la sierra… hicieron un camino que casi tiene cuarenta pies de ancho… y así fue por el uno y vino por el otro Guainacaba, teniéndole siempre cubierto y sembrado con ramos y flores de muy suave olor” Hasta aquí es de Agustín Zarate. Lo mismo dice Pedro Cieza de León y Juan Botero historiadores españoles.
Capítulo XIV: Tuvo nuevas Huayna Cápac de los españoles que andaban en la costa.
A Huayna Cápac, le llegaron nuevas que gentes extrañas andaban en un navío por la costa de su imperio. Mientras se celebraba la fiesta solemne que cada año se hacía a su Dios el Sol. Acaeció que ese día en los aires se encontraba una águila real perseguido por cinco o seis cernícalos y otros tantos halconcillos, que lo mataban a golpes. El águila para salvar su vida se dejó caer en la plaza. Lo tomaron y vieron que estaba enfermo cubierta de caspa, sarna y pelada de plumas. Luego murió. El Inca y los suyos tomaron por mal agüero. La pérdida de su imperio, de su república y de su idolatría. La Luna tenía tres cercos grandes: de sangre, de color negro que tiraba a verde, el tercero parecía humo. Un adivino que los incas llaman Llayca, le vaticinó la destrucción de su Imperio, cruel guerra, derramamiento de sus sangre real. Destrucción de su religión y república. El Inca no dio crédito a sus dichos.
Capítulo XV: Testamento y muerte de Huayna Cápac, y el pronóstico de la ida de los españoles.
Huayna Cápac sintiéndose mal, hizo llamamiento de los hijos y parientes que tenía cerca y les dijo: “Yo me voy a descansar al cielo con nuestro padre El Sol… muerto yo, abriréis mi cuerpo como se acostumbra hacer con los cuerpos reales. Mi corazón y mis entrañas mandó se entierren en Quitu, en señal de amor que le tengo, mi cuerpo sea llevado al Cozco para ponerlos con mis padres y abuelos. Encomiendoos a mi hijo Atahuallpa que yo tanto quiero… También os encomiendo la justicia y clemencia para con los vasallos…” Y a lo último dijo: “…Vendrá gente nueva y no conocida en estas partes y ganara y sujetará a su Imperio todos nuestros reinos y muchos… También sabemos que se cumple en mí el número de doce incas… Vendrá aquella gente nueva ganará nuestro Imperio y serán señores de él. Yo os mando que le obedezcáis y sirváis como hombres que en todo os hará ventaja; que su ley será mejor que la nuestra y sus armas poderosas e invencibles más que las nuestras…” Dejó Huayna Cápac en lugar de testamento.
Capítulo XVI: De las yeguas y caballos, y cómo los criaban a los principios, y lo mucho que valían.
Primeramente es de saber que no tenía: caballos ni yeguas, vacas, bueyes, camellos, asnos, mulos, ovejas, cabras, puercos, perros. Tampoco tuvieron: trigo, cebada, aceite, frutas, legumbres de las de España. Y Vivian muy contentos sin ellos. Comúnmente los indios tenían grandísimo miedo a los caballos. Había indios criados que almohazaban y curaban a los caballos. Hay algunos indios que se atreven a herrar a los caballos, más que son muy pocos.
Capítulo XVII: De las vacas y bueyes, y sus precios altos y bajos.
Las vacas las llevaron después de la conquista. Lo mismo los puercos y cabras. Los primeros bueyes que vi arar fueron de Juan Rodríguez de Villalobos. Los indios los miraban atónitos y asombrados. Decían que los españoles eran haraganes por no trabajar, forzaban a aquellos animales a que hiciesen lo que ellos debían hacer. Los gañanes que araban eran indios, la tierra que araban era un andén hermosísimo. Los perros que llevaron también se multiplicaron y se han hecho montaraces.
Capítulo XVIII: De los camellos, asnos y cabras, y sus precios y mucha cría.
No hubo camellos en el Perú, y lo que llevaron poco o nada se multiplicaron. Los borricos costaron cuatrocientos y ochenta ducados. Mulas y mulos se han criado después acá. Las cabras que llevaron pocas se vendían.
Capítulo XIX: De las puercas, y su mucha fertilidad.
El precio de las puercas fue mucho mayor que de las cabras. Los indios mataron una y los españoles en un banquete se la comieron toda. Se han multiplicado mucho los indios llaman en su lenguaje a estos animales cuchi.
Capítulo XX: De las ovejas y gatos caseros.
Las ovejas de Castilla. Dentro de ocho años bajaron mucho de precio. Ahora en este tiempo hay tantas que valen muy poco. Tampoco había gatos caseros antes de los españoles ahora las ahí. Los llaman miz miz y los indios micitu. A la gallina la llamaron equivocadamente gualpa.
Capítulo XXI: Conejos y perros castizos.
Tampoco había conejos, los españoles lo trajeron. Más precisamente el Clérigo Andrés López natural de Extremadura y luego multiplicaron. Perros castizos no los hubo en el Perú, los españoles lo han llevado. Trajo un español desde el Cozco hasta los reyes un cachorrÍn mastín que tenía apenas mes y medio. Estos trabajos costaron a los principios las cosas de España para aborrecerlos después.
Capítulo XXII: De las ratas y la multitud de ellas.
Resta decir de las ratas que también pasaron por los españoles que antes de ellos no los había. Los indios lo llaman ucucha. Por la costa del Perú en diversas partes y en diversos años, hasta el año de mil y quinientos y sesenta y dos por tres veces hubo grandes plagas causado por las ratas y ratones, corrían mucha tierra y destruían los campos.
Capítulo XXIII: De las gallinas y palomas.
Fue como los españoles llevaron gallos y gallinas que de las cosas de España fue la primera que entró en el Perú. Y como oyeron cantar los gallos dijeron los indios que aquellas aves, para perpetuar infamia del tirano y abominación de su nombre los pronunciaban en su canto diciendo “Atahuallpa” y los pronunciaban ellos contrahaciendo el canto del gallo. Antes de la conquista no había gallos ni gallinas. Las gallinas y palomas que los españoles llevaron de España al Perú, del mismo modo trajeron también los pavos y canarios.
Capítulo XXIV: Del trigo.
El trigo la llevó una señora noble llamada María de Escobar. Esta señora digna de un gran estado, llevó el trigo al Perú, a la ciudad de Rímac. Por este beneficio que está valerosa mujer hizo y por los servicios de su marido le dieron en la Ciudad de los Reyes un buen repartimiento de indios.
Capítulo XXV: De la vid, y del primero que metió uvas en el Cozco.
De la planta de Noé dan honra a Francisco de Caravantes, antiguo conquistador. El primero que metió uvas de su cosecha en la ciudad del Cozco fue el capitán Bartolomé de Terrazas, de los primeros conquistadores del Perú.
Capítulo XXVI: Del vino y del primero que hizo vino en el Cozco, y de sus precios.
El año de mil y quinientos y sesenta, pasé por una heredad de Pedro López de Cazalla la cual se dice Marcahuaci. Este señor quiso hacer vino y ganar la joya que los Reyes Cató0licos y el emperador Carlos Quinto había mandado. La joya era dos barras de plata de a trescientos ducados cada una. No quería Pedro López de Casalla hacer vino por la codicia de los dineros de la joya. Sino por la honra y la fama de haber sido el primero que en el Cozco hubiese hecho vino de sus viñas.
Capítulo XXVII: Del olivo y quién lo llevo al Perú.
El mismo año de mil y quinientos y sesenta, Don Antonio de la Ribera. Llevó plantas de olivo de los de Sevilla. Pero solamente subsistieron tres estacas. Ella mando plantar, puso un ejército que tenía de más de cien negro s y treinta perros. Pero le hurtaron una la cual en pocos días amaneció en Chili, donde se han dado mejor los olivos que en el Perú.
Capítulo XXVIII: De las frutas de España y cañas de azúcar.
En el Perú no había: higos, granadas, cidras, naranjas, limas, manzanas, peros, camuesas, duraznos, melocotón, albérchigo, albaricoque, ciruelas. Solo una manera de ciruelas que hay acá, aunque los españoles le llaman ciruelas y los indios ussun. Quienes fueron los curiosos que llevaron estas plantas y en qué tiempo y año. Holgara mucho en saber para poner aquí sus nombres. Gaspar de Alcocer llevó la primera planta de la guinda. El primer ingenio de azúcar que en el Perú se hizo fue en tierras de Huanucu. Ha habido españoles curiosos en la agricultura que hicieron las plantas de injertos.
Capítulo XXIX: De la hortaliza y yerbas, y de la grandeza de ellas.
De las legumbres no había ninguna en el Perú a saber: lechugas, escarolas, rábanos, coles, nabos, ajos, cebollas, berenjenas, espinacas, acelgas, yerbabuena, culantro, perejil, cardos, espárragos, biznagas. De las semillas: garbanzos, habas, lentejas, anís, mostaza, oruga, alcaravea, ajonjolí, arroz, alhucemia, cominos, orégano, ajenuz, y avenate. De todas esta flores y yerbas ahora existen en abundancia crecieron gigantescos rábanos. El trigo fue abundante, la lechuga yo comí una que pesaba siete libra y media. Al respecto el Maestro Acosta dice: “…Ya no he hallado huertos, sino que cultivaban la tierra a pedazos para que ellos llaman frisoles o pallares… los españoles llevaron legumbres y hortalizas que ahora existen en abundancia…”
Capítulo XXX: Del lino, espárragos, biznagas y anís.
Tampoco había lino en el Perú. La primera que lo llevó fue Doña Catalina de Retes. Después acá he sabido que se coge lino, más no sé cuán grande hilanderas habrán sido las españolas ni los mestizos, mis parientas porque no las vi hilar. Me acuerdo el año de mil y quinientos y cincuenta y cinco o el de cincuenta y seis le enviaron a mi papá Garcilaso de la Vega tres enromes espárragos que cocinó. También salió por este tiempo el anís en el Cozco que se echaba en el pan.
Capítulo XXXI: Nombres nuevos para nombrar diversas generaciones.
Al español o española que van de acá (España) llaman español o castellano. Los hijos de español y española nacidos allá llaman criollo o criolla. Es nombre que inventaron los negros. De manera que al español y al guineo nacidos allá les llaman criollo y criollas. Al hijo de negro y de india o de indio y de negra dicen mulato o mulata. A los hijos de estos llaman cholo que quiere decir perro. A los hijos de español y de indias o de indio y española nos llaman mestizos por decir que somos mesclados de ambas naciones. A los hijos de español y mestiza o de mestizo y española llaman cuatralbos. A los hijos de india o indios y de mestiza llaman tresalbos.
Capítulo XXXII: Huáscar Inca pide reconocimiento de vasallaje a su hermano Atahuallpa.
Muerto Huayna Cápac. Hubo paz y quietud cuatro o cinco años de parte de Huáscar y Atahuallpa. Huáscar envió a un hermano suyo como mensajero a Atahuallpa. Para pedirle que le había de reconocer vasallaje y ser su feudatario. Atahuallpa con mucha sumisión y humildad que pudo fingir respondió con mucha sagacidad astucia y cautela. Huáscar recibió con mucho contento la respuesta.
Capítulo XXXIII: Astucias de Atahuallpa para descuidar al hermano.
Atahuallpa mandó reunir gente de guerra para visitar a su hermano Huáscar. Ordenó que caminasen en cuadrillas de a quinientos y seiscientos indios. Con esta orden envió treinta mil hombres de guerra. Huáscar Inca fiado en las palabras de su hermano, no sospecho cosa alguna de traición.
Capítulo XXXIV: Avisan a Huáscar, el cual hace llamamiento de gente.
Algunos incas viejos que vieron pasar tanta gente de Quitu. Avisaron al Rey Huáscar. El cual de inmediato convocó a la brevedad acudiesen la gente de guerra. Los de Atahuallpa viendo el descuido de Huáscar iban aumentando día a día. El Rey Huáscar convocó a treinta mil hombres de guerra pero mal usados en armas, porque con la paz tan larga que habían tenido no las habían ejercitado.
Capítulo XXXV: Batalla de los Incas; victoria de Atahuallpa, y sus crueldades.
Se desata la guerra que fue cruelísima. Con gran mortandad de ambas partes. Vencieron los del Inca Atahuallpa. Tomaron preso al Rey Huáscar. Mandaron luego echar bando que publicase su prisión. Este fue la guerra que hubo entre aquellos hermanos, últimos reyes del Perú. Atahuallpa mandó llamar a todos los Incas que por el Imperio había y los mató a todos.
Capítulo XXXVI: Causas de las crueldades de Atahuallpa y sus efectos cruelísimos.
Tras la victoria el Rey Atahuallpa. Se acogió a la crueldad y destrucción de toda la sangre real, no solamente de la que podía tener derecho a la sucesión del Imperio que eran los legítimos en sangre; más también de todas las demás. Atahuallpa mató a todos que fuesen de la sangre real. Con diversas muertes, a unos degollaron, a otros ahorcaron, a otros echaron en ríos y lagos otros fueron despeñados de riscos. Para mayor desdicha del Inca Huáscar lo llevaban a ver la muerte de sus parientes. Así mataron delante del Rey a casi todos los curacas y capitanes y a la gente noble que había presa.
Capítulo XXXVII: Pasa la crueldad a las mujeres y niños de la casa real.
Recogieron niños en grandísimo número de los legítimos y no legítimos. Pusieron en el campo llamado Yahuarpamapa que es campo de sangre luego lo cercaron con tres cercas. A las mujeres, hermanos, tías, sobrinas, primas, hermanas y madrastas de Atahuallpa, colgaban de árboles de muchas horcas. A otros les daban sus hijuelos en brazos hasta que se caían y se aporreaban. A las muchachas y muchachos fueron matando poco a poco, haciendo grandes crueldades. Mucho de ellos perecieron de hambre.
Capítulo XXXVIII: Algunos de la sangre real escaparon de la crueldad de Atahuallpa.
Algunos escaparon de aquella crueldad. Todos fueron niños y niñas de diez y once años abajo, una de ellas fue mi madre y su tío don Francisco Inca Yupanqui. Conocí dos auquis que quiere decir infantes, eran hijos de Huayna Cápac. El uno Paullu y el otro Titu. De las ñustas que son infantas conocí dos; hijas de Huayna Cápac: Doña Beatriz Coya y Leonor Coya. Otros Incas y Pallas que no pasarían de dos cientos, conocí de la misma sangre.
Capítulo XXXIX: Pasa la crueldad a los criados de la casa real.
Atahuallpa mandó que pasasen cuchillo a los criados de la casa real. También eliminó a aquellos pueblos encargados de mandar a esta gente. Mandó degollar a todos los moradores de ambos sexos. Quemó y derribó: casas, edificios reales y otras semejantes. Hubo toda clase de abusos. Llegando a la provincia de Cañaris mató sesenta mil hombres. Metió fuego y asoló la población de Tumibamba fiel al Rey Huáscar.
Capítulo XL: La descendencia que ha quedado de la sangre real de los Incas.
A través de una carta que me escribieron los incas titulado: “Cápac Ayllu” que es generación augusta y real. Hacen conocer la descendencia que tuvieron después de la masacre que hizo Atahuallpa con los de la sangre real. A saber: a la descendencia de Manco Cápac llaman Chima Panaca: son cuarenta incas que hay de aquella sucesión. A la de Sinchi Roca llaman Rauraua Panaca; son sesenta y cuatro incas. A la de Lloque Yupanqui tercero Inca, llaman Huhuanina Ayllu; son sesenta y tres incas. A los de Cápac Yupanqui llaman Apu Mayta; son cincuenta y seis incas. A los de Mayta Cápac, quinto Rey, llaman Usca Mayta. Son treinta y cinco. A los de Inca Roca dicen Uicaquirau: son cincuenta. A los de Yáhuar Huaca séptimo rey, llaman Aylli Panaca: son cincuenta y uno. A los de Viracocha dicen Zoczo panaca: son sesenta y nueve. A los del Inca Pachacutec y a lo de su hijo Inca Yupanqui, juntándola ambas, llaman panaca. A la descendencia de Túpac Inca Yupanqui llaman Cápac Ayllu, que es: descendencia Imperial. A la descendencia de Huayna Cápac llaman Tumi Pampa.
FIN DEL LIBRO NOVENO.
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