Resumen Capítulo 31 De La Segunda Parte De Don Quijote
QUE TRATA DE MUCHAS Y GRANDES COSAS.
Se adelantó el Duque y dio orden a todos sus criados, del modo en que tenían que tratar a don Quijote. Y al llegar lo recibieron así:
- ¡Bien sea venido la flor y nata de los caballeros andantes!
Sancho discute con la intención de colocar a su rucio en la caballería. Entra en discusiones con la dueña del castillo. Don Quijote estaba angustiado, así llamó la atención a su escudero con estas palabras:
- Dime truhan moderno y majadero antiguo: ¿parécete bien deshonrar y afrentar a una dueña tan venerada y tan digna de respeto como ella? Sancho le promete con muchas varas de coserse la boca o morderse la lengua, antes de hablar palabra alguna.
Vistióse don Quijote y pasó a la sala, lo recibieron con aguamanos, unos doce pajes para llevarle a comer. Entre ellos estaba un grave eclesiástico de estos que gobiernan las casas de los príncipes. Convidó el Duque a don Quijote con la cabecera de la mesa; y aunque él la rehusó, las importunaciones del Duque fueron tantas: Sancho embobado y atónito viendo los ruegos que pasaron entre el Duque y don Quijote dijo: – Si sus mercedes me dan la licencia, les contaré un cuento que pasó en mi pueblo acerca de estos dos asientos:
- Convidó un hidalgo de mi pueblo muy rico y principal porque venía de los álamos de la Medina del Campo, que casó con doña Mencia de Quiñones, que fue hija de… ¿no es verdad todo esto, señor nuestro amo? Dígalo por su vida, porque estos señores no me tengan por algún hablador mentiroso.
- Hasta ahora – dijo el eclesiástico- más os tengo por hablador que por mentiroso.
- Digo pues señores míos –prosiguió Sancho- que este tal hidalgo que yo conozco como a mis manos, porque no hay de mi casa a la suya un tiro de ballesta, convidó a un labrador pobre pero honrado.
- Adelante hermano -dijo a esta sazón el religioso- que camino lleváis de no parar con vuestro cuento hasta el otro mundo.
- Es, pues, el caso –replicó Sancho- que estando los dos para asentarse a la mesa, que parece ahora la veo más que nunca… que estando como he dicho, los dos para asentarse en la mesa, el labrador porfiaba con el hidalgo que tomase la cabecera de la mesa, y el hidalgo porfiaba también que la tomase… Hasta que el hidalgo mohíno poniéndole ambas manos sobre los hombros le sentar por fuerza diciéndole: “Sentaos, majagranzas; que adonde quiere que yo me siente será vuestra cabecera” Y este es el cuento.
Púsose don Quijote de mil colores, y los señores disimularon la risa. A continuación el eclesiástico dijo a don Quijote que no existen ya caballeros andantes y lo que hacía es una inventiva. ¿Dónde hay gigantes en España, o malandrines en la Mancha, ni Dulcineas encantadas…? Atento estuvo don Quijote a las razones de aquel venerable varón.
Resumen Capítulo 32 De La Segunda Parte De Don Quijote
DE LA RESPUESTA QUE DIO DON QUIJOTE A SU REPREHENSOR CON OTROS GRAVES Y GRACIOSOS SUCESOS.
Levantado, pues, en pie don Quijote, temblando y azogado dijo:
- “El lugar donde estoy, y el respeto que siempre tuve y tengo al estado que vuesa merced profesa, tienen a atan mis manos de mi justo enojo… las reprehensiones santas y bien intencionadas otras circunstancias requieren… ¿meterse de rondón a dar leyes a la caballería y juzgar de los caballeros andantes? Caballero soy y caballero he de morir, si place al altísimo… Inclinado de mi estrella voy por el estrecho camino de la caballería… no soy de los enamorados viciosos sino de los platónicos… Mis intenciones siempre las enderezo a buenos fines.
Sancho reafirmo lo dicho por su amo. En esto el eclesiástico renegado y amargado se retira a su casa. Mientras el Duque dijo: – Ud., Caballero de los Leones ha respondido por si tan altamente, que no le queda cosa por satisfacer deste que aunque parece agravio, no lo es de ninguna manera; porque así como no agravian las mujeres, no agravian los eclesiásticos, como vuesa merced bien lo sabe.
- Por las cuales razones –dijo don Quijote- Yo no debo sentir ni siento los que aquel hombre me ha dicho; solo quisiera que esperara un poco, para darle a entender, en el error en que está en pensar y decir que no la habido, ni los hay caballeros andante en el mundo.
Finalmente don Quijote sosegó y la comida se acabó. Vinieron cuatro doncellas a lavar las barbas y le hicieron burla, todos disimularon la risa de como estaba. La Duquesa, rogó a don Quijote que le delinease y describiese, la hermosura y facciones de la señora Dulcinea del Toboso. Él respondió que para la tercera salida fue a pedir su bendición y que la halló encantada y convertida en una fea y apestosa labradora. – ¡Válame Dios!- dijo el Duque ¿Quién ha sido el que tanto mal ha hecho al mundo? -¿Quién? Dijo don Quijote- ¿Quién puede ser sino algún indigno encantador de los muchos envidiosos que me persiguen?
- No hay más que decir –dijo la Duquesa- Que nunca vuesa merced ha visto a la señora Dulcinea y que es tal señora no es en el mundo, sino que es una dama fantástica.
- No hay mucho que decir –respondió don Quijote- Dios sabe si hay Dulcinea en el mundo, pues ni yo la engendré, ni parí, ella es: hermosa sin tacha, grave sin soberbia, amorosa con honestidad, agradecida por cortés, cortés por bien criada, y, finalmente alta por linaje.
Y así conversaron el Duque, la Duquesa, y don Quijote y oyeron voces, era Sancho que no se quería bañar, y así fue por orden de la Duquesa, la cual le invitó a pasar la tarde con ella y sus doncellas.
Resumen Capítulo 33 De La Segunda Parte De Don Quijote
DE LA SABROSA PLÁTICA QUE LA DUQUESA Y SUS DONCELLAS PASARON CON SANCHO PANZA, DIGNA DE QUE SE LEA Y DE QUE SE NOTE.
La Duquesa solicita a Sancho le cuente sobre la señora Dulcinea del Toboso y como se atrevió a fingir respuesta, y aquello que la halló ahechando trigo –mi amo es un mentecato- dijo Sancho- Pues como yo tengo esto en el magín, me atrevo a hacerle creer lo que no lleva en la cabeza. Y como yo daría una ínsula a usted que está más loco que su amo pues conociéndole le sigue –aseveró la Duquesa- porque el que no sabe gobernarse a sí; ¿Cómo sabrá gobernar a otros? Yo soy fiel –respondió Sancho- y torno a decir que si vuestra señoría no me quisiere dar la ínsula por tonto, yo sabré no dárseme nada por discreto. Rio la Duquesa y dijo: el Duque mi señor y marido, cumplirá su palabra sobre la ínsula prometida. Lo que le encargo es que mire bien como gobierna a sus vasallos.
No hay porque encargármelo porque yo soy caritativo y tengo compasión de los pobres –dijo Sancho. Yo sé de buena parte que la villana que dio el brinco sobre la pollina era y es Dulcinea del Toboso –dijo la Duquesa- que está encantada como la madre que la parió. Contó Sancho a la Duquesa sobre lo ocurrido en la cueva de Montesinos y dijo: verdad sea que la que yo vi fue una labradora, y por labradora tuve, y por labradora la juzgué –yo lo creo así- respondió la Duquesa y por ahora, váyase Sancho a reposar.
Resumen Capítulo 34 De La Segunda Parte De Don Quijote
QUE CUENTA DE LA NOTICIA QUE SE TUVO DE CÓMO SE HABÍA DE DESENCANTAR LA SIN PAR DULCINEA DEL TOBOSO, QUE ES UNA DE LAS AVENTURAS MÁS FAMOSAS DESTE LIBRO.
El Duque y La Duquesa llevan a don Quijote y Sancho a caza de montería. Vieron que hacia ellos venía un desmesurado jabalí, crujiendo dientes y colmillos. Sancho huye quedando colgado de una encina. Finalmente el colmilludo jabalí quedó atravesado de las cuchillas de muchos venablos. Don Quijote descolgó a Sancho, quien al descolgarse reclama porque han matado al animal pues no cometió delito alguno. El Duque le reclama pues siendo gobernador tendrá que hacer lo mismo. En lo que pienso entretenerme –dice Sancho- es en juzgar, a las bolas los domingos, y fiestas; que esas cazas y cazas no dicen con mi condición, ni hacen con mi conciencia. De pronto sonaron trompetas y clarines, retumbaron tambores, resonaron pífaros. Pásmose el Duque, suspendióse la Duquesa, admiróse don Quijote, tembló Sancho Panza. Y de pronto apareció un postillón (mozo que iba a caballo) que en traje de demonio les pasó por delante.
- Hola, hermano correo –dijo el Duque- ¿Quién sois, adonde vais, y que gente de guerra es la que por este bosque parece que atraviesa?
- Yo soy el diablo, voy a buscar a don Quijote y la gente que por aquí viene son: la sin par Dulcinea del Toboso, encantada, viene con el gallardo francés Montesinos, a dar orden a don Quijote de cómo ha de ser desencantada la tal señora. Sancho y su amo quedaron admirados.
Poco después comenzaron a discurrir muchas luces por el bosque, se escuchaban las voces de los combatientes, las cornetas, los –cuernos, las bocinas, los clarines, don Quijote se valió de todo su corazón para sufrirle, mientras Sancho se desmayaba en las faldas de la Duquesa. Vieron venir un carro guiado por dos feos demonios y un viejo venerable dijo:
- Yo soy el sabio Lirgandeo, otro dijo: yo soy el sabio Alquelife, yo soy Arenlus el encantador dijo otro. Hicieron alto y cesó el enfadoso ruido de los carros.
Resumen Capítulo 35 De La Segunda Parte De Don Quijote
DONDE SE PROSIGUE LA NOTICIA QUE TUVO DON .QUIJOTE DEL DESENCANTO DE DULCINEA CON OTROS ADMIRABLES SUCESOS.
Y de uno de los carros se descubrió una figura era la misma figura de la muerte y dijo:
- Soy Merlín, vino a mí Dulcinea del Toboso para desencantarla, y para regresarla a su estado primo, es menester que Sancho tu escudero, se dé tres mil azotes y tres cientos en sus valientes –posaderas. Y por esto he venido mis señores.
Sancho no quiso. Don Quijote quiso obligarlo, aparece Dulcinea y le dice a Sancho que se dé la azotaina, pues ella cuenta con diez y nueve años, y .que sería una pena pasar encantada además le dice la tristeza en que se encuentra su amo al verla en este estado. Sancho acepta pero pone sus condiciones: “…con condición que me las tengo que dar cada y cuando que yo quisiere,… y yo procurare salir de la deuda lo más presto que sea posible… sin sacarme sangre…” Don Quijote besa a Sancho, la Duquesa, el Duque, y todos los circunstantes dieron muestras de haber recibido grandísimo contento, y el carro comenzó a caminar.
Resumen Capítulo 36 De La Segunda Parte De Don Quijote
DONDE SE CUENTA LA EXTRAÑA Y JAMÁS IMAGINADA AVENTURA DE LA DUEÑA DOLORIDA, ALIAS DE LA CONDESA TRIFALDI, CON UNA CARTA QUE SANCHO PANZA ESCRIBIÓ A SU MUJER TEREZA PANZA.
Tenía un mayordomo el Duque que hizo de Merlín y le ordenó otro artificio gracioso. La Duquesa pregunta a Sancho sobre el cumplimiento de la penitencia recibida. Sancho responde que se dio cinco azotes pero con la mano, y le comenta sobre la carta escrita a Teresa Panza su esposa. Y la Duquesa la leyó de esta manera:
CARTA DE SANCHO PANZA A TERESA PANZA SU MUJER.
“Si buenos azotes me daban, bien caballero me iba: si buen gobierno me tengo, buenos azotes me cuesta… Mujer de un gobernador eres… para el desencanto de Dulcinea del Toboso, con tres mil y tres cientos azotes que me he de dar se hará de desencantar… El rucio está bueno y se te encomienda mucho… Tú serás rica, de buena ventura, Dios te la dé como puede. Deste castillo a 20 de julio de 1 614.
Tu marido el gobernador.
SANCHO PANZA.
Al respecto la Duquesa dijo. Que la ínsula no es por los azotes y que además se muestra muy codicioso. Sancho quería romper la carta, que es presentado ante el Duque para que la leyera, quien la recibió con grandísimo contento. De pronto se oyó el tristísimo son de un pífaro y el de un tambor. Estando suspensos don Quijote, Sancho, el Duque y la Duquesa, vieron entrar a dos hombres vestidos de luto. A su lado venía el pífaro, seguíale un personaje agigantado, que se puso de rodillas ante el Duque y le dijo: – Altísimo señor a mí me llaman Trifaldín el de la Barba Blanca, soy escudero de la Condesa Trifaldi, por otro nombre llamada la princesa Dolorida, que pide su permiso para entrar, y primero quiere saber si acá se encuentra el famoso caballero don Quijote de la Mancha. El Duque aceptó la presencia de la Princesa y dijo además que ahí se encontraba el valiente caballero don Quijote de la Mancha –quisiera yo –dijo don Quijote- que estuviera aquí aquel bendito religioso, que otro día me criticó de mala manera que ya no existen caballeros andantes y para que pudiera ver que tales caballeros son necesarios en el mundo.
Resumen Capítulo 37 De La Segunda Parte De Don Quijote
DONDE SE PROSIGUE LA FAMOSA AVENTURA DE LA DUEÑA DOLORIDA.
En extremo se holgaron el Duque y la Duquesa de ver cuán bien iba respondiendo don Quijote y a esta sazón dijo Sancho:
– Que donde interviniesen dueñas no podía suceder cosa buena.
– Calla –dijo don Quijote- Que esta señora viene a buscarme.
A esto respondió doña Rodríguez, que se hallaba presente:
- Dueñas tiene mi señora la Duquesa en su servicio que pudieran ser condesas.
- Con todo eso –replicó Sancho- hay tanto que trasquilar en la dueñas.
- Siempre los escuderos –respondió doña Rodríguez- son nuestros enemigos.
- Yo creo –dijo la Duquesa- Que mi buena doña Rodríguez tiene la razón.
Y luego pasaron a recibir a la Princesa Trifaldi o Princesa Dolorida.
Resumen Capítulo 38 De La Segunda Parte De Don Quijote
DONDE SE CUENTA LA QUE DIO DE SU MALA ANDANZA LA DUEÑA DOLORIDA.
Entró la Condesa Trifaldi venía con sus doce dueñas. El Duque, la Duquesa y don Quijote se pusieron de pie. Ella puesta de rodillas en el suelo, con voz antes basta que ronca que sutil y delicada, dijo: -confiada estoy señor poderosísimo, hermosísima señora y discretísimos circunstantes, que ha de hallar mi curiosísima en vuestros valerosísimos pechos acogimiento…quisiera que me hagan sabidora si está en este gremio el acentadísimo don Quijote de la Manchisima y su escuderisimo Panza.
- El Panza –dijo Sancho- aquí está y el don Quijotisimo asimismo.
En esto se levantó don Quijote y dijo:
- Si vuestras cuitas, tienen alguna esperanza de remedio por las fuerzas o valor de este andante caballero, todas se emplearan en vuestro servicio.
Oyendo esto la Dolorida dueña se arrojó a los pies de don Quijote, luego habló a Sancho Panza. Reventaban de risa, con estas cosas los Duques. Entonces la Trifaldi volviéndose a sentar dijo:
- Del famoso reino de Candaya, fue la señora Maguncia viuda del rey Archipiela, su señor y marido, ellos tuvieron una hija tan bella llamada Antonomasia, la cual llegó a la edad de catorce años y fue entregada a mi persona para –su cuidado. Muchos la pretendieron, pero uno solo la persuadió, hábil en la guitarra, poeta, y gran bailarín. Primero supo conquistarme para luego a costa mía pretender a la bella infanta. Clavijo era su nombre. Algunos días estuvo encubierta y solapada en la sagacidad de mi recato, hasta que me pareció que la iba descubriendo a mas andar no sé qué hinchazón del vientre de Antonomasia. Don Clavijo la pidió como su mujer, ante el Vicario.
Resumen Capítulo 39 De La Segunda Parte De Don Quijote
DONDE LA TRIFALDI PROSIGUE SU ESTUPENDA Y MEMORABLE HISTORIA.
Entonces el Vicario sentenció en favor de Clavijo, y se la entregó por su legítima esposa. Y la reina Maguncia al enterarse murió. Cuando la enterramos al darle el último adiós se apareció el gigante Malambruno, primo hermano de Maguncia, en castigo por el atrevimiento de Clavijo, y la demasía de Antonomasia los dejó encantados en la misma sepultura. Y sentenció: “No cobraran su primera forma, estos dos atrevidos amantes, hasta que el valeroso Manchego venga conmigo en singular batalla”. Hecho esto hizo traer a las doce dueñas de palacio, y junto a mí nos dejó el rostro todo poblado de barbas. De esta manera nos castigó aquel follón y mal intencionado de Malambruno. Y diciendo esto dio muestras de desmayarse.
Resumen Capítulo 40 De La Segunda Parte De Don Quijote
DE LAS COSAS QUE ATAÑEN Y TOCAN A ESTA AVENTURA Y A ESTA MEMORABLE HISTORIA.
Cuando la Trifaldi volvió de su desmayo dijo: “… Es también saber que Malambruno me dijo, que cuando la suerte me deparase, al caballero nuestro libertador que el mandaría una cabalgadura, ha de ser aquel mesmo caballo de madera… Mlambruno le tiene en su poder, con el cual realizó grandes viajes… El cual caballo tiene una clavija en la frente, que le sirve de freno, y vuela por el aire con tanta ligereza que parece los mismo diablos la llevan…”
- Y ¿Cuántos caben en ese caballo? –preguntó Sancho. La Dolorida respondió:
- Dos personas, que son caballero y escudero.
- Y que nombre tiene el caballo –dijo Sancho-
- Clavileño el Aligero –respondió la barbada Condesa- Este nombre puede competir con el famoso Rocinante.
Sancho, se rehúsa subir al caballo y no piensa acompañar a su amo en tan largo viaje.
- Ahora bien señora Rodríguez –dijo don Quijote- y señora Trifaldi y compañía yo espero en el cielo que mirare con buenos ojos vuestras cuitas; que Sancho hará lo que yo le mandare.
- ¡Ay! –dijo a esta sazón la Dolorida- Con benignos ojos miren vuestra grandeza, valeroso caballero… ¡desdichadas de nosotras las dueñas que aunque vengamos en línea recta, no dejaran de echarnos un vos nuestras señoras, si pensasen por ello ser reinas!
Dijo esto y todos derramaron lágrimas y Sancho aceptó acompañar a su amo.
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