“La mejor victoria es vencer sin combatir”, “El supremo arte de la guerra es someter al enemigo sin luchar”. Sun Tzu, fue el autor del más antiguo tratado militar chino, “El Arte de la Guerra”. Aquí les presento un breve resumen.
Resumen Por Capítulos De La Obra El Arte De La Guerra
CAPÍTULO I: CRITERIOS ESTRATÉGICOS.
La acción militar es de importancia vital para un país. Por lo tanto, calcula sirviéndote de los cinco elementos (criterios) a saber:
- El camino,
- El clima,
- El terreno,
- El líder y,
- La disciplina.
El camino significa inducir al pueblo a que tenga el mismo objetivo que sus dirigentes. Significa humanidad y justicia. Entretanto el clima, significa las estaciones del año. Así el terreno debe ser valorado en términos de distancia, facilidad o dificultad de desplazamiento, dimensiones y seguridad. En relación a la autoridad (líder) es una cuestión de inteligencia, honradez, humanidad, valor y severidad, y la disciplina quiere decir organización, cadena de mando y logística. Cualquier general ha oído hablar de estos cinco elementos. Así pues utiliza estos criterios para comparar y establecer cuál es la situación. A esto se suma: valorar las ventajas de pedir consejo, una operación militar implica engaño, utilizar la cólera para confundir al enemigo, la humildad, golpear sus puntos flacos, no divulgar los planes. Cuando tu estrategia es profunda y amplia, es mucho lo que llevas ganando.
CAPÍTULO II: EN MEDIO DE LA BATALLA.
Cuando estés en medio de la batalla, continuar mucho tiempo en ella desanimará a tus tropas y embotará tu espada. “Los que disfrutan luchando y agotando sus fuerzas militares morirán inevitablemente”. En consecuencia nunca es beneficioso para una nación dejar que una operación militar se prolongue por mucho tiempo. Por ello debe ser rápido como el trueno, y veloz como el relámpago. Se debe quitar los alimentos al enemigo: un país se empobrece a causa de las operaciones militares. Así las largas operaciones militares constituyen una plaga para el país. Los habitantes constituyen la base de un país, los alimentos son la felicidad del pueblo. Se debe compensar a un solo soldado para animar a todos los demás. En cuanto a los soldados prisioneros deben de ser bien tratados para que luchen para ti. Así pues, lo importante en una operación militar es la victoria y no la persistencia.
CAPÍTULO III: LA PLANIFICACIÓN DE UN ASEDIO.
La regla general para la utilización de los medios militares consiste en que es mejor conservar un país (enemigo) intacto que destruirlo. Por esto, los que ganan todas las batallas no son realmente profesionales; los que consiguen que se rindan impotentes los ejércitos ajenos sin luchar son los mejores (maestros del arte de la guerra). Emplea tres meses en preparar tus artefactos y otros tres para completar la mecánica de tu asedio. Un verdadero maestro vence al enemigo sin batalla, deshace los planes (enemigos), estropea las relaciones, corta los suministros, venciendo mediante estas tácticas sin necesidad de luchar. Así el enemigo es vencido por el empleo de la estrategia. Si tus fuerzas son inferiores mantente apartado si puedes hacerlo. En consecuencia, si el bando más pequeño es obstinado (terco), cae prisionero del bando más grande, e inevitablemente se convertirá en una nación conquistada. Aquí tres formas en que un gobierno civil lleva al desastre a su ejército: Inmovilizándolo, cuando ignoras los asuntos militares, así como las maniobras militares. Se dice que si conoces a lo demás, pero te conoces a ti mismo ni en cien batallas correrás peligro, si no conoces a los demás, pero te conoces a ti mismo perderás una batalla y ganarás otra, sino conoces a los demás, ni te conoces a ti mismo, correrás peligro en cada batalla.
CAPÍTULO IV: EL ORDEN DE BATALLA.
Si los adversarios no tienen orden de batalla sobre el que informarse, ni negligencia o fallos de los que aprovecharse, ¿cómo puedes vencerlos aunque estés bien pertrechado (armado)? De esta manera mientras no hayas observado vulnerabilidades en el orden de batalla de los adversarios, oculta tu formación de ataque, y prepárate para ser invencible. Así si eres capaz de ver lo sutil y de darte cuenta de lo oculto, irrumpiendo antes del orden de batalla, la victoria así obtenida es una victoria fácil. En consecuencia, un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después; un ejército derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después. Las reglas militares son cinco: medición, valoración, cálculo, comparación y victoria. El terreno da lugar a las mediciones, éstas a las valoraciones, las valoraciones a los cálculos, éstos a las comparaciones y las comparaciones dan lugar a las victorias. Cuando el que gana consigue que su pueblo vaya a la batalla como si estuvieran dirigiendo una gran corriente de agua hacia un cañón profundo, esto es una cuestión de orden de batalla. No se puede medir su cantidad, lo mismo que nuestra defensa no muestra su forma. Cuando se suelta el agua se precipita de manera irresistible como nuestro propio ataque.
CAPÍTULO V: LA FUERZA.
Cuando induces a los adversarios a venir a ti, entonces su fuerza está vacía; mientras no vayas hacia ellos, tu fuerza siempre está llena. Atacar el vacío con el lleno es como arrojar piedras sobre huevos: es seguro que ésos se rompen. Así cuando la velocidad del agua que fluye alcanza el punto en el que puede mover cantos (piedras) rodados, ésta es la fuerza del ímpetu. Cuando la velocidad del halcón es tal que puede atacar y matar, esto es precisión. Lo mismo ocurre con los guerreros expertos: sus fuerzas es rapidez, su precisión es certera. Sus fuerzas son como soltar una catapulta, su precisión como soltar el disparador. Por ello cuando un ejército tiene la fuerza del ímpetu, incluso el tímido se vuelve valiente; cuando pierde la fuerza del ímpetu, incluso el valiente se convierte en tímido. Nada es fijado en las leyes de la guerra: éstos se desarrollan sobre la base del ímpetu. En consecuencia los buenos guerreros buscan la efectividad de la batalla a partir de la fuerza del ímpetu y no de la fuerza de cada soldado. Así es posible escoger a soldados por sus capacidades y darles las responsabilidades adecuadas. Es como hacer rodar troncos y rocas. Éstos permanecen inmóviles en un lugar plano, pero ruedan en un plano inclinado; se quedan fijos cuando son cuadrados; pero giran si son redondos. Por lo tanto, cuando se conduce a los hombres a la batalla con pericia, el impulso es como rocas redondas que se precipitan montaña abajo: ésta es la fuerza.
CAPÍTULO VI: VACÍO Y LLENO.
Si haces que los adversarios vengan a ti para combatir, su fuerza estará siempre vacía. Si no vas a combatir, tu fuerza estará siempre llena. Este es el arte de vaciar a los demás y de llenarte a ti mismo. Ataca inesperadamente, quema sus provisiones. A parece en lugares críticos, donde no puedan ir. Ataca donde no haya defensa. Nuestra defensa debe de ser firme, y no revelar ninguna forma siendo reservada. Así las situaciones se basan en la velocidad: llega como el viento, parte como el relámpago, y los adversarios no podrán vencerte. Has que los adversarios sean como extraordinarios lo que es ordinario para ti; has que vean como ordinario lo que es extraordinario para ti. Así cuando estés fuertemente atrincherado, te has hecho fuerte tras buenas barricadas y no dejes filtrar ninguna información sobre tus fuerzas, sal afuera sin formación precisa, ataca y conquista de manera insondable o secreta. Importante es conocer el lugar y la fecha de la batalla, así no se está en peligro. Y si no conoces el lugar y la fecha de la batalla ¿Cómo puedes saber si vas a ganar o perder? Por el contrario si haces que el adversario no sepa el lugar y la fecha de la batalla, siempre puedes vencer. Haz tu valoración sobre ellos, has algo por o en contra de ellos para atraer su atención. Esto significa utilizar muchos métodos para confundir y perturbar al enemigo; así veras que clase de situaciones significan vida y cuales significan muerte. Por lo tanto, el punto final de la formación de un ejército es llegar a la no forma, se debe adaptar y cambiar su forma continuamente. Las formaciones militares son como el agua, no tienen forma se debe adaptar y cambiar su forma continuamente. Las formaciones militares son como el agua, no tienen forma constante. Se llama genio a la capacidad de obtener la victoria cambiando y adaptándose según el enemigo.
CAPÍTULO VII: LA LUCHA ARMADA.
Nada es más difícil que la lucha armada. Su dificultad radica en hacer cercanos las distancias largas y convertir los problemas en ventajas, por consiguiente puede ser provechosa y puede ser peligrosa. Para el experto es provechosa, para el inexperto peligroso. Así si te desplazas ligero y sin parar día y noche, tus jefes militares serán hechos prisioneros y cuando la ruta es larga las tropas se cansan, solo el cincuenta por ciento de los soldados lo harán. Por consiguiente, una fuerza militar se establece mediante el engaño, se moviliza mediante la esperanza de recompensa y se adapta mediante la división y la combinación. Por eso, cuando una fuerza militar se mueve con rapidez, es como el viento, cuando va lentamente es como el bosque; es voraz como el fuego e inmóvil como las montañas. Actúa después de haber hecho una estimación. Gana el que conoce primero la medida de lo que está lejos y lo que está cerca; ésta es la regla general de la lucha armada. Cerca y lejos significan desplazamiento: el cansancio, el hambre y el frio surgen del desplazamiento por ello se deben de utilizar señales para confundir las percepciones del enemigo y hacerle temer tu terrible poder militar. Utilizar el orden para enfrentarse al desorden, utilizar la calma para enfrentarse con los que se agitan, esto es dominar el corazón. Dominar la fuerza. Evitar la confrontación. La regla general es no enfrentarse a una gran montaña ni oponerse al enemigo de espaldas a ésta. Así: no consumas las comidas de tus soldados, no detengas a ningún ejército que esté en camino a su país. Hay que dejar una salida a un ejército rodeado, no presiones a un enemigo desesperado. Estas son las leyes de las operaciones militares.
CAPÍTULO VIII: LAS VARIABLES.
Cuando te halles en un terreno cerrado, discurre alguna estratagema (acción hábil). Cuando te halles en un terreno mortal, lucha. Los generales que conocen todas las variables posibles para aprovecharse del terreno saben cómo manejar las fuerzas armadas. Si eres capaz de cambiar conforme al ímpetu de las fuerzas, entonces la ventaja no cambia y los únicos que son perjudicados son los enemigos. Así las consideraciones de una persona inteligente incluyen el beneficio y el daño. Cuando considera el beneficio, su acción se expande, cuando considera el daño sus problemas pueden resolverse. Son cinco los rasgos de los buenos generales a saber: No se comprometen hasta la muerte, pero no se aferran a la esperanza de sobrevivir, actúan de acuerdo con los acontecimientos, sin proclives a la cólera. Cuando ven la posibilidad son como tigres, su acción y su no acción son cuestiones de estrategia, no pueden ser complacidos ni enfadados.
CAPÍTULO IX: MANIOBRAS MILITARES.
Maniobras militares, significan escoger la manera más ventajosa de avanzar. Así generalmente, un ejército prefiere un terreno elevado y evita un terreno deprimido, aprecia la luz y detesta la oscuridad; por ello adquiere la fuerza del ímpetu. La ayuda del terreno constituye una ventaja para la fuerza militar. La ventaja en una operación militar consiste en aprovecharse de las configuraciones del terreno. Debes de abandonar un terreno accidentado, entonces estarás en una situación ventajosa. Es imprescindible escudriñar (examinar) por si existen tropas escondidas. Cuando el enemigo está cerca, sé fuerte, cuando está lejos provócalo. Si se mueven los árboles, es que el enemigo se acerca. Si los pájaros alzan vuelo, hay tropas emboscadas en ese lugar. Si los emisarios enemigos vienen con palabras humildes, aumentan sus preparativos de guerra. Si llegan pidiendo paz traman algo. Si los soldados se apoyan unos a otros es que están hambrientos. Si el enemigo finge confusión y desorden es para incitarte a que avances. Si se producen llamadas nocturnas, es que los soldados enemigos están atemorizados. Así si por ejemplo matan a sus caballos es que carecen de alimentos, si producen murmuraciones, indisciplina eso quiere decir que han perdido la lealtad, si se otorgan recompensas, es que el enemigo se halla en un callejón sin salida. Algo importante en asuntos militares, no es necesariamente más beneficiosos ser superior en fuerzas, sino evitar actuar con violencia innecesaria. Por lo tanto, dirígelos mediante el arte civilizado, que significa humanidad, y unifícala mediante las artes marciales que significan reglamentos esto significará una victoria segura.
CAPÍTULO X: EL TERRENO.
Se dice que el terreno es fácilmente accesible, cuando puede transitarse por ambos lados. Cuando puedes entrar en un terreno pero te es difícil salir de él, se dice que estas imposibilitado. Cuando es un terreno desfavorable para ambos bandos se dice, que es un terreno neutro. Del mismo modo existen los terrenos: estrecho, accidentado y abierto. Entender estos seis tipos de terreno es la responsabilidad principal del general y es imprescindible considerarlos. Asimismo esta son las seis formas de ser derrotado: la primera es no calibrar el número de fuerzas; la segunda, la ausencia de un sistema claro de recompensas y castigos; la tercera, la insuficiencia de entrenamiento; la cuarta es la pasión irracional; la quinta es la ineficacia de la ley y el orden; y la sexta es el fallo de no seleccionar a los soldados fuertes y resueltos. Por otro lado mira por tus soldados como miras por un recién nacido; cuídalos como cuidas de tus bien amados hijos, y morirán gustosamente contigo. Pero si eres tan amable con ellos que no los puedes utilizar, si eres tan indulgente que no le puedes dar órdenes, tan informal que no puedes disciplinarlos, tus soldados serán como niños mimados y por lo tanto inservibles. Se dice que cuando te conoces a ti mismo y conoces a los demás, la victoria no es un peligro; pero cuando conoces el cielo y la tierra, la victoria es inagotable.
CAPÍTULO XI: LAS NUEVE CLASES DE TERRENO.
Conforme a las leyes de las operaciones militares existen nueve clases de terreno a saber:
- Terreno de dispersión,
- Terreno ligero,
- Terreno clave,
- Terreno de comunicación,
- Terreno de intersección,
- Terreno difícil,
- Terreno desfavorable,
- Terreno cercado, y
- Terreno mortal.
Así pues, no combatas en un terreno de dispersión, no te detengas en un terreno ligero, no ataques en un terreno clave (ocupado por el enemigo), no dejes que tus tropas sean divididas en un terreno de comunicación. En terrenos de intersección, establece comunicaciones; en terrenos difíciles, entra a saco (significa reunir provisiones); en terrenos desfavorables, continua marchando; en terrenos cercados, has planes; en terrenos mortales, lucha. Los expertos en el arte de la guerra entraban en acción cuando les era ventajoso, y se retenían en caso contrario. Por ello escoge campos fértiles, y las tropas tendrán suficiente para comer. Cuida de su salud y evita el cansancio, consolida su energía, aumenta su fuerza. Que los movimientos de tus tropas y la preparación de tus planes sean insondables. Una operación militar debe ser preparada con pericia (sabiduría) debe ser como una serpiente veloz que contraataca con la cola cuando alguien le ataca por la cabeza, y contraataca con la cabeza cuando alguien le ataca por la cola y contraataca con cabeza y cola, cuando alguien le ataca por sus anillos. Esta imagen represente el método de una línea de batalla que responde velozmente cuando es atacada. Tener éxito tanto con tropas débiles como con tropas aguerridas se basa en la configuración del terreno. Corresponde al general ser tranquilo reservado, justo y metódico, fija una meta a sus tropas, pone a prueba todo su potencial. Así.
- En un terreno de dispersión, yo unificaría las mentes de mis soldados.
- En un terreno ligero, las mantendría en contacto,
- En un terreno clave, les haría apresurarse para tomarlo,
- En un terreno de intersección, prestaría a tención a la defensa,
- En un terreno de comunicación, establecería sólidas alianzas,
- En un terreno difícil, aseguraría suministros continuados,
- En un terreno desfavorable, urgiría a mis tropas a salir de él,
- En un terreno cercado, cerraría las entradas y
- En un terreno mortal, indicaría a mis tropas que no existe ninguna posibilidad de sobrevivir.
Si puedes averiguar los planes de tus adversarios, aprovéchate del terreno y has maniobrar al enemigo de manera que se encuentre indefenso. Maneja las tropas como si fuera una sola persona. Emplea a tus soldados solo en combatir, sin comunicarles tu estrategia. Colócalos en una situación de exterminio y entonces lucharan para vivir. Cuando el enemigo ofrece oportunidades, aprovéchalas inmediatamente. Mantén a disciplina. Así al principio, eres como la doncella y el enemigo abre sus puertas; entonces, eres como la liebre suelta y el enemigo no podrá expulsarte.
CAPÍTULO XII: EL ATAQUE MEDIANTE EL FUEGO.
Existen cinco ataques mediante el fuego:
- Quemar a las personas,
- Quemar los suministros,
- Quemar el equipo,
- Quemar los almacenes, y
- Quemar las armas.
En general el fuego se utiliza para sembrar la confusión en el enemigo y así poder atacarle. Los ejércitos han de saber que existen variantes de las cinco clases de ataques mediante el fuego, y adaptarse a éstas de manera científica. La utilización del fuego significa, claridad y la utilización del agua significa fuerza. Las armas son instrumentos de mal augurio y la guerra es un asunto peligroso. Así un gobierno no puede movilizar un ejército por ira, éste es un placer, hay que mantener la nación a salvo y de conservar al ejército.
CAPÍTULO XIII: SOBRE LA UTILIZACIÓN DE LOS ESPÍAS.
La información del enemigo debe obtenerse de personas; personas que conozcan la situación del enemigo. Así existen cinco clases de espías:
- El espía nativo,
- El espía interno,
- El doble agente,
- El espía liquidable, y
- El espía flotante.
Los espías son útiles en todas partes. El espionaje es esencial para las operaciones militares, y los ejércitos dependen de él para llevar a cabo sus acciones.
Gracias por su atención y hasta un próximo resumen.