Los Comentarios Reales De Los Incas Resumen Del Libro Sexto

Resumen Por Capítulos Del Libro Sexto

Los Comentarios Reales De Los Incas Resumen Del Libro Sexto

Capítulo I: La fábrica y ornamento de las casas reales.

Los edificios de sus casas, templos, jardines y baños fueron en extremo pulidos de cantería maravillosamente labrada. Era de un barro colorado, que en su lengua llaman lláncac allpa, que es barro pegajoso. En muchas casas reales y templos utilizaban plomo derretido y plata y oro por mezcla. El Inca se sentaba de ordinario en un asiento de oro, que llamaban tiana, había también graneros y orones llamadas pirua. Tenían mucha ropa de cama y vestir, las paredes lo entapizaban con oro y plata.

Capítulo II: Contrahacían de oro y plata cuanto había, para adornarlas casas reales.

En todas las casas reales había jardines y huertos. Contrahacían de oro y plata muchos árboles y otras matas menores. También había animales chicos y grandes, contrahechos y vaciados de oro y plata, baños tinajones de oro y plata, lo mismo caños. La mayor parte de estas riquezas lo hundieron los indios al ver la ambición de los españoles deseosos de oro y plata.

Capítulo III: Los criados de la casa real y los que traían las andas del Rey.

Los criados de las casa de los Reyes y Emperadores. Eran señalados. Había en cada pueblo dos o tres. Para traer en hombros la persona real, en las andas de oro que andaba continuamente. También los cargadores tenían un entrenamiento especial. El gastó de la comida de la casa real era muy grande, principalmente el de la carne. Del maíz que el pan que comían no se gustaba tanto. La bebida que se gastaba en casa del Inca era tanto que casi  no había cuenta ni medida.

Capítulo IV: Salas que servían de plaza y otras cosas de las casas reales.

Tenían galpones muy grandes. Donde hacían sus fiestas y bailes. Había galpones hasta para tres mil personas. También las cuatro paredes de cualquier casa o aposento los hacían aviados porque no supieron trabar una pieza con la otra. Echaban suelta todas las maderas y lo ataban con fuertes sogas. Labraban grandes adobes, eran de barro pisado con paja. Asentábalos en el edificio, echábanles por mescla el mismo barro. Luego que fallecía el Rey poseedor cerraban el aposento con todo el ornato de oro y plata. La leña, agua y otros, lo traían los indios de los cuatro distritos.

Capítulo V: Cómo enterraban los Reyes. Duraban las obsequias un año.

El cuerpo difunto embalsamaban. Parecían vivos. Cuando moría el Inca o algún curaca, se mataban y se dejaban enterrar vicos los criados diciendo que iban a servir a sus Reyes a la otra vida. Los cuerpos eran puestos delante de la figura del Sol en el templo del Cozco. Ella llorado por un año recordando sus hazañas. Lo mismo hacían en provincias cuando fallecía un curaca.

Capítulo VI: Cacería solemne que los Reyes hacían en todo el Reino.

Hacían una cacería solemne que en su lenguaje llaman chacu que quiere decir atajar. Porque atajaban la caza. El Inca salía a la provincia que le parecía conforme. Mandaba que saliesen veinte o treinta mil  indios. Se dividían en dos partes uno iba a la derecha y el otro a la izquierda. Haciendo un cerco. Con la caza traían antecogido leones, osos, muchas zorras que eliminaban. El huanacu es de lana basta, y la vicuña de lana finísima. Trasquilados lo soltaban. La lana de huanacu se repartía a la gente común. L a de la vicuña era todo para el Inca. Estos caseríos se hacían de cuatro en cuatro años. L a gente plebeya era pobre de ganado y por tanto padecía de necesidad de carne. El Inca se los daba.

Capítulo VII: Postas y correos, y los despachos que llevaban.

Chasqui llamaban a los correos. Quiere decir trocar, o dar y tomar que es lo mismo, llevaban los recaudos, que era de palabra, porque los indios del Perú no supieron escribir. El que venía con el mensaje daba voces llegando a vista de la choza, para  que se apercibiese el que había que ir. Otros llevaban por escrito los cuales eran nudos dados de diferentes colores. Eran los quipus (que quiere decir anudar y nudo).

Capítulo VIII: Contaban por hilos y nudos; había gran fidelidad en los contadores.

Quipu quiere decir anudar y nudo. Hacían hilos de diferentes colores. Sacaban lo que contenía en tal o cual hilo, como el oro por el amarillo y plata por el blanco, el colorado para la gente de guerra. Daban cuenta de: armas, dardos, arcos, flechas, porras, hachas, hondas y las demás armas que tenían. El conteo de su gente también, los casados, viudas. Estos nudos no pasaban de la centena de millar. El quipu camayu quiere decir el que tiene a cargo las cuentas. Eran fieles y legales.

Capítulo IX: Lo que asentaban en sus cuentas, y cómo se entendían.

Asentaban en los nudos: tributos, gente de guerra, batallas, pláticas con el Rey, las fábulas, cuentos impartidos por los amautas (filósofos y sabios). Asimismo los harauicos que eran poetas componían versos breves y compendiosos fáciles de aprender por los indios. Decían en verso todo lo que no podían poner en nudos. Esta fue la manera de escribir que los incas tuvieron en la república. A estos quipucamayus asistían los curacas y hombres nobles para enterarse de su pasado. Daban cuenta de: sus leyes, ordenanzas, ritos, ceremonias. Po el color del hilo y por el número de nudos. Yo traté los quipus y nudos con los indios de mi padre.

Capítulo X: El Inca Pachacútec visita su Imperio; conquista la nación Huanca.

Muerto el Inca Viracocha, sucedió en su imperio Pachácutes Inca. Mandó juntar treinta mil hombres de guerra con los cuales se fue por el distrito de Chinchasuyu, acompañado de su hermano Cápac Yupanqui. Entró a la provincia llamada Sausa, que los españoles corrompiendo dos letras lo llaman Xauxa. Estos antes de ser conquistados por los Incas, adoraban por dios la figura de un perro, y comían su carne. Hacían de su cabeza bocinas. Todas estas abusiones y crueldades le quitaron los Incas. Esta nación tan poderosa y tan amiga conquistó el Inca Capac Yupanqui. Dividieron las tierras, la una parte llamaron Sausa, la otra Marcauillca y la tercera Llacsapampa.

Capítulo XI: De otras provincias que gano el Inca, y de las costumbres de ellas y castigo de la sodomía.

Cápac Yupanqui conquistó: Tarma y Tumpu con facilidad. Se fue hacía los Antis lo cual redujo, conquisto Chucurpu, gente belicosa con quienes tuvo algunos encuentros. Luego pasó a la mano derecha del camino real, redujo Ancara (probablemente Ancash) y la otro Huayllas, aquí castigo severamente a los sodomitas. Después de tres años volvió al Cozco donde halló a su hermano Pachácutec.

Capítulo XII: Edificios y leyes y nuevas conquistas que el Inca Pachacútec hizo.

El Inca Pachacútec volvió a visitar a su reino. Hizo templos y edificó  fortalezas, ordenó muchas leyes. En esto gastó tres años. Luego mandó a su hermano Cápac Yupanqui y su sobrino el Inca Yupanqui, mozo y valeroso nuevamente al Chinchasuyu para nuevas conquistas llevaron a su cargo cincuenta mil hombres de guerra. Pero las provincias: Huaras, Piscopamapa, Chuncucu, se amotinaron y convocaron los unos a los otros para su común defensa.

Capítulo XIII: Gana el Inca las provincias rebeldes, con hambre y astucia militar.

El Inca desata la guerra la cual fue cruelísima con mucha mortandad de ambas partes. Los Incas no hacían más que resistirlos y esperar que el hambre y demás incomodidades de la guerra los rindiesen. Hallaron mujeres e hijos de los enemigos abandonados y les trataron bien y devolvieron a sus familias. Así porfiaron la guerra y la mortandad de la gente más flaca. Se hizo sentir y se rindieron. Los Incas los recibieron con clemencia.

Capítulo XIV: Del buen curaca Huamachucu y cómo se redujo.

El Inca llegó a la provincia Huamachucu, donde había un señor del mismo nombre. Allí adoraban piedras y lo tenían como dioses. Todo lo cual deseaba remediar el buen Huamachucu. Entró el príncipe Inca Yupanqui y el general su tío a la provincia. El curaca salió a recibirlos con dádivas y presentes y el general los recibió con mucha afabilidad. Y así el Inca Pachacútec y después los que le sucedieron, hicieron mucho caudal y estima de este Huamachucu. El Inca mandó llamar a todas las chozas y caseríos derramados en el campo para unirse en un solo territorio.

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Capítulo XV: Resisten los de Cassamarca y al fin se rinden.

Los de Cassamarca se alteraron grandemente, y así respondieron con mucha soberbia. Y así duró la guerra cuatro meses. Los Incas soltaban a los prisioneros, mujeres y niños. Con estas y otras semejantes caricias, porfiados en tan largo tiempo empezaron los de Cassamarca a ablandar y amansar la ferocidad. Arrepentidos por su dureza piden al príncipe y a su tío el general los perdonase.

Capítulo XVI: La conquista de Yauyu y el triunfo de los Incas, tío y sobrino.

Esta provincia llama Yauyu, es áspera de sitio y de gente belicosa. El Inca dispuso de doce mil hombres de guerra. Envió los requerimientos de paz o de guerra. Los Yauyus se juntaron y platicaron sobre el caso. Posteriormente recibieron a los Incas con toda la fiesta y solemnidad que pudieran a hacer. El general les regalo ropa fina que llaman compi y a lo plebeyos otras que llaman ausca. El Inca Pachacútec recibió al príncipe y al hermano con alegría y cargado en andas.

Capítulo XVII: Redúcense dos valles, y Chincha responde con soberbia.

Después de cuatro años de descanso. El Inca organiza treinta mil soldados de guerra. Y parte a la conquista de los llanos, Nanasca, Pisco e Ica se someten al Inca y toman de Dios al Sol. Más no los de Chincha que son reacios y no se someten.

Capítulo XVIII: La pertinacia de Chincha y cómo al fin se reduce.

La guerra se trabó entre ellos (chinchas e incas) muy cruel. Los Yuncas peleaban por defender su patria y los Incas por aumentar su imperio. Pasaron dos meses, el Inca renovó su ejército. Taló las mieses y los frutos del campo, mandó quebrar las acequias para que el hambre les rindiese. Pasaron otros dos meses y no sucedió nada. El Inca Cápac Yupanqui viendo la rebeldía de los yuncas y que se perdía el tiempo. Dio una última oportunidad para que se rindiesen todos so pena de muerte. Lo yuncas temieron el recaudo. Enviaron embajadores suplicando al Inca los perdonasen, para servirles como vasallos. Otro día fue el curaca acompañado de sus deudos y otros nobles a besar las manos del Inca.

Capítulo XIX: Conquistas antiguas y jactancias falsas de los Chinchas.

El Inca recibió al curaca Chincha. Le hizo mercedes y quedaron muy contentos. Pero los indios Chincha se jactan diciendo la mucha resistencia que hicieron a los Incas. El Inca Cápac Yupanqui tratando de las leyes y costumbres que habían de tener, supo que había algunos someticos (sodomitas). Lo mandó prender, los quemaron vicos, mandaron derribar sus casas y talaron sus heredades, las mujeres e hijos quemaron por el pecado de sus padres porque un vicio éste que los indios abominaron. En adelante ennoblecieron mucho este valle de Chincha.

Capítulo XX: La fiesta principal del Sol y cómo se preparaban para ella.

La fiesta principal era la del Sol. Intip Raymi, que quiere decir la Pascua solemne del Sol. Hacían esta fiesta al Sol en reconocimiento por tenerle y adorarle por sumo. Hallábanse en ella: todos los capitanes, curacas y vasallos. No quedaba nadie que no acudiese a ella. Lo curacas venían con todo sus mayores galas. Otros cómo Hércules vestido de piel de león. Otros venían con grandes alas como el cuntur (cóndor). Otros con máscaras. Traían armas. Preprábanse para el Raymi del Sol con ayuno riguroso. Hacían el zancu del maíz, para el Inca y para los demás amasaban y guisaban otra  infinidad de mujeres.

Capítulo XXI: Adoraban al Sol, iban a su casa, sacrificaban un cordero.

Al día siguiente cuando salía el Sol. Todos de cuclillas lo adoraban. El Inca y su parentela. Los curacas hacían lo mismo para el Inca Rey. Hecho el convite de haber derramaba el vaso en un tinajón de oro, de donde iba a la casa del Sol. El Inca con la mano izquierda tomaba un trago que era de su parte. Todos iban descalzos a adorar al Sol. Tomaban un cornero negro y lo ofrecían en sacrificio.

Capítulo XXII: Los agüeros de sus sacrificios, y fuego para ellos.

Tenían por felicísimo agüero si los pulmones salían palpitando no acabado de morir el cordero. Tenían por infelicísimo agüero si la res mientras habrían el costado, se levantaba de pie. Si el sacrificio del cordero no salía prospero el agüero, hacían otro del carnero. El fuego para aquel sacrificio había de ser nuevo dado de mano del Sol. Luego se quemaba el sacrificio y se asaba toda la carne. Toda la carne de aquel sacrificio asaba en público en las dos plazas y lo repartían. Luego bebían en grandísima abundancia.

Capítulo XXIII: Brindanse unos a otros, y con qué orden.

El Inca enviaba a sus parientes Hanan Cozco y Hurin Cozco a que en su nombre fuesen a brindar. Convidaban primero a los capitanes. Luego a los curacas de la redondez del Cozco. Los indios tenían dos vasos en las manos y convidaban de acuerdo a la calidad. Si el convidado era de menor calidad le daba el vaso de la mano izquierda y si era mayor el vaso de la mano derecha. Desde a poco iba el inferior a convidar al superior en reconocimiento de su vasallaje y servitud. A los demás curacas convidaba a beber los mismos Incas. Estos vasos tenían los curacas en grandísima veneración. Hecho el retorno y cambio de bebida, se volvían todos a sus puestos. Luego salía las danzas y cantores y bailes. Nueve días duraba el celebrar la fiesta de Raymi.

Capítulo XXIV: Armaban caballeros a los Incas, y cómo los examinaban.

Huaracu en castellano es armar caballero. Los donceles (jóvenes) eran examinados en todos los trabajos y necesidades de guerra de forma rigurosa. Cada año o dos admitían los mozos incas a la aprobación militar a la edad de diez y seis años arriba. Había incas viejos como maestros de los novicios. Ayunaban seis días rigurosos. Los padres también ayunaban menos rigurosamente, rogando al padre Sol diese fuerza y ánimo a sus hijos. Los que no pasaban el ayuno quedaban descartados.

Capítulo XXV: Habían de saber hacer sus armas y el calzado.

Pasados estos ejercicios los hacían luchar unos a otros para ver su resistencia. Hacianles velar diez o doce noches como centinelas para ver si son hombres que resistían. Con una porra que ellos llaman macana otras veces con una pica que ellos llaman chuqui jugaban y les pasaba las bolas por delante de los ojos. Habían de saber hacer de su mano todas las armas ofensivas, el calzado que ellos traen que se llama usuta. Los noveles habían de saber hacer las armas y el calzado que en guerra hubiese menester.

Capítulo XXVI: Entraba el Príncipe en la aprobación; tratábanle con más rigor que a los demás.

En esta aprobación entraba también el primogénito del Inca. Lo examinaban con el mismo rigor. En todos los demás ejercicios, en el ayuno como en las disciplinas militares y demás no podía ser privilegiado al contrario era tratado con más rigor que los demás. Era necesario que los Reyes y príncipes experimentasen los trabajos de guerra para que supiesen estimar, honrar, y gratificar a los que en ella sirviesen. Andaba el príncipe vestido de pobre para merecer el nombre de Huachacúyac que es amador de pobres.

Capítulo XXVII: El Inca daba la principal insignia y un pariente las demás.

Hecha esta ceremonia. El Inca les hacía una breve plática. Luego los noveles puestos de rodillas recibían la principal insignia que era horadar las orejas. Esto lo hacía el mismo Inca. El novel besaba la mano del Inca. El hermano o el tío descalzaba la usuta y le ponía otras de lana, muy galanas como las del Rey. Los Incas ancianos le ponían los pañetes. Le ponían en las cabezas ramilletes de flores. Unas que llaman Cantut y otras la Chihuayhua es amarilla. También le ponían la yerba uiñay huayna que quiere decir siempre mozo. Al príncipe le daban lo mismo ni más o menos. Como arma le daban un hacha llamada champi. Al ponerse en las manos le decían Aucacunápac que quiere decir para los tiranos, crueles, etc. Le ponían la borla amarilla.

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Capítulo XXVIII: Divisas de los Reyes y de los demás Incas, y los maestros de los noveles.

El Rey traía la misma borla empero era colorada. En la cabeza tenía dos plumas de un ave que llaman corequenque son blancas y negras. Traían los Reyes Incas sus plumas y lo estimaban tanto. Lo tenían sobre la borla colorada las puntas hacía arriba. Volviendo a los noveles, recibidas las insignias salían a la plaza principal de la ciudad. Los padres y parientes festejaban.

Capítulo XXIX: Ríndese Chuquimancu, Señor de cuatro valles.

El príncipe Cápac Yupanqui fue al valle de Runahuánac que quiere decir escarmienta gentes. Runa quiere decir gente y huana significa escarmentar. Los historiadores españoles le dicen Lunaguana corrompiendo el nombre en tres letras. Junto a Runahuánac hay otros tres valles: Huarcu, Malla, y Chilca, eran todos de un señor llamado Chuquimancu. A su conquista la guerra fue cruel y sangrienta por más de ocho meses. El Inca remudo el ejército  tres veces la guerra fue larga (cuatro años) al fin Chuquimancu por presión de los suyos y del hambre desiste. Se hace una fortaleza en el valle llamada huarcu.

Capítulo XXX: Los valles de Pachacámac y Rímac y sus ídolos.

LOS VALLES DE PACHACÁMAC Y RÍMAC Y SUS IDOLOS.

Luego los Incas pasaron a conquistar los valles de: Pachacámac, Rímac (al cual los españoles corrompiendo lo llaman Lima), Chancay y Huamán que los españoles llaman Barranca, todos estos valles poseía un señor poderoso llamado cuismancu. Hicieron un templo al Dios Pachacámac dentro de ella pusieron los yuncas sus ídolos, que eran figuras de peces también el de zorras. El nombre Rímac quiere decir el que habla. Antes que el general Cápac Yupanqui llegase con su ejército al valle de Pachacámac mandó mensajeros al Rey Cuismancu.

Capítulo XXXI: Requieren a Cuismancu; su respuesta y capitulaciones.

La respuesta de Cuismancu fue que suplicaba al Inca o le requerían los dejase libres pues no tenían necesidad de su imperio. Los Incas propusieron no hacer guerra y que también por vía de paz y amistad les pedía que obedeciesen al Inca, porque era hijo del Sol. El Cuismancu accedió bajo las condiciones siguientes: Que adorasen los yuncas al Sol como los Incas. Que echasen los ídolos que tenían en el templo de Pachacámac. Que para mayor ornato y grandeza del valle de Pachacámac se fundasen  la casa de las vírgenes escogidas. Que el Rey Cuismancu se quedase en su señorío. Y que los Incas tuvieran estima y veneración por el oráculo Rímac. En las condiciones requeridas se asentaron las paces. Cuismancu fue recibido por Pachacútec que le hizo mercedes y les envió a su tierra lleno de favores y honra. También quedó asentado que en el templo de Pachacámac se consultase los negocios reales y señoriles y en el del Rímac los comunes y plebeyos.

Capítulo XXXII: Van a conquistar al Rey Chimu, y la guerra cruel que se hacen.

Con treinta mil hombres de guerra va hacía Cassamarca. Confía en su hijo el príncipe Inca Yupanqui y le da el mando.  Entra en el templo de Pachacámac y consulta con el ídolo Rímac y habiendo tenido respuesta prospera camina hacia el valle que los indios llaman Huamán y los españoles Barranca. De allí envía los recaudos necesarios  de paz o de guerra a un gran señor llamado Chimú. Parmunca, Huallmi, Santa, Huanarpu, y  Chimú son los valles. La respuesta del grande y poderoso  Chimú fue que no. Se desata la guerra. El príncipe solicita a su padre un refuerzo de veinte mil hombres más. Porque el enemigo se mostraba soberbio. La guerra anduvo sangrienta el príncipe gana el valle de Parmunca y Huallmi. Los del Santa se mostraron belicosos. El porfiado Chimú seguía en guerra.

Capítulo XXXIII: Pertinacia y aflicciones del Gran Chimu, y cómo se rinde. 

Llegaron los veinte mil hombres de socorro. La guerra era cruel y sangrienta. Los principales parientes fueron al valeroso Chimú y le solicitan que se rinda. Conversan y con flacos consuelos y esperanzas tristes despidió el gran Chimú a  los suyos. Llevaron los recaudos acostumbrados al Inca de paz y perdón. Con la embajada holgó mucho el príncipe por haber acabado aquella conquista sin derramar la sangre que se temía. El bravo Chimú domado ya en su altivez y soberbia, pareció ante el príncipe con tanta humildad y sumisión. El príncipe perdonó todo, hizo grandes acequias y levantó una fortaleza en memoria y trofeo de la victoria que tuvo.

Capítulo XXXIV: Ilustra el Inca su Imperio, y sus ejercicios hasta su muerte.

El Inca Pachacútec viéndose viejo, le pareció descansar y no hacer más conquistas. Hizo grandes obras: edificó templos al Sol, hizo pósitos para socorrer a los naturales en tiempos de necesidad. Renovó las costumbres quitando ídolos, prohibiendo muchas costumbres bárbaras que los indios tenían antes de su reinado. Reinó cincuenta años otros dicen más de sesenta. Al fin de ese largo tiempo falleció. Fue llorado universalmente. Dejó como heredero a Inca Yupanqui y de la Coya Anahuarque su legítima mujer y hermana.

Capítulo XXXV: Aumentó las escuelas, hizo leyes para el buen gobierno.

El Padre Blas Valera dice: “… Gobernó su imperio con tanta industria, prudencia y fortaleza. Ennobleció y amplió con grandes honras y favores las escuelas que el Rey Inca Roca fundó en el Cozco, nombró maestros muy sabios para que enseñase aquel lenguaje del Cozco. Este Inca Pachacútec prohibió que ninguno trajese oro ni plata sino los príncipes. Que las fiestas se celebrasen moderadamente. Mandó este Inca se usasen  mucha escases en el comer. Constituyó jueces particulares contra los ociosos. Había tres días de fiesta en las cuales se holgasen los indios. Hizo ferias…”

Capítulo XXXVI: Otras muchas leyes del Inca Pachacútec, y sus dichos sentenciosos.

“…Este Rey aprobó leyes en provecho de los naturales. Otras muchas quitó, que eran contrarias a la paz común. Otras leyes hizo contra los traidores, adúlteros, ladrones, incestuosos, incendiarios, etc. Los hijos tenían que servir a los padres hasta los veinticinco años…” El visorrey Francisco de Toledo, trocó, mudó y revocó muchas leyes y estatutos que este Inca estableció. A continuación las sentencias del Inca Pachacútec.

  1. “La envidia es una carcoma que roe y consume las entrañas de los envidiosos”.
  2. “En ninguna manera se deben permitir ladrones; los cuales pudiendo ganar hacienda con honesto trabajo y poseerla con buen derecho, quieren más haberla hurtando o robando; por lo cual es muy justo que sea ahorcado el que fuere ladrón”.
  3. “Los jueces que reciben a escondidillas la dadivas de los negociantes y pleiteantes, deben ser tenidos por ladrones y castigados con muerte como tales”.

Nombraremos solo tres de una serie de sentencias. Estas son las sentencias del Inca Pachacútec; decir los tantos y nudos de las cuentas fue porque, como no tuvieron letras para escribir ni cifras para contar, hacían sus cuentas con nudos y tantos.

FIN DEL LIBRO SEXTO.

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