“No le juimos poque semos hombres”, léanlo en el resumen corto de la obra “La Serpiente De Oro”, cuyo autor es el escritor peruano Ciro Alegría.
Resumen por capítulos
I.EL RIO, LOS HOMBRES Y LAS BALSAS.
Nosotros los cholos del Marañón, tenemos especial consideración cuando el rio carga, cuando trae palizadas en sus aguas, tenemos miedo de que nuestras balsas sucumban por uno de estos, vivimos en Calemar, un valle hermoso bañado por las aguas del rio Marañón, aquí es bello el existir, a pesar de las dificultades la vida siempre triunfa, el hombre es igual al rio, profundo y con sus reveses, pero voluntarioso siempre.
II. EL RELATO DEL VIEJO MATIAS.
Un forastero de nombre Oswaldo Martínez de Calderón, que viene a estudiar la región se hospeda en la casa del viejo Matías, comen y le dan a conocer todas las vivencias que se suscitan en sus tierras, como aquella vez cuando el rio creció y don Soria se atrevió a cruzarlo y de un momento a otro el rio se lo lleva a la mula, desesperado don Soria grita: ¡mi plata, mi plata! Se va en la mula, nadie lo escuchaba hasta que rio abajo la mula salió, cuando pasó don Soria no se convencía, de que estaba con todito. Todos echaron a reír. O como aquella vez en el que el Rogelio su hijo, se atrevió a cruzar el rio cargando un quipe de yucas y plátanos cocinados, porque al otro lado del rio había gente que se estaba muriéndose de hambre, sin duda Rogelio era un hombre valiente, al otro día el forastero ensilló y partió por el caminejo, mientras los hermanos Arturo y Rogelio parten en busca de una nueva balsa hacia Shicún.
III. LUCINDAS Y FLORINDAS.
El Arturo Romero y la Lucinda son esposos y tienen un hijo de nombre Adán, se conocieron cuando una vez cargo el Marañón hace seis años, él se fue de visita a una fiesta, y le pide permiso a la mama de Lucinda, Arturo se emborracha y pretende a Lucinda diciéndole. ¡Tas güena moza! A lo que la Lucinda responde: ¡Y tú eres mentiroso!, al día siguiente la fiesta continua y la Lucinda acude al igual que los hermanos Arturo y Rogelio, allí entre banda, jolgorios, bebidas, gente y bandas de músicos nuevamente asientan el cariño que los une una vez más, En el último día de la fiesta, se reúnen nuevamente, beben y bailan, y dos guardias civiles que entran y prepotentemente bailan con la Lucinda, el Arturo y el Rogelio, se lían a golpes y lo dejan mal heridos en el piso, y huyen apresuradamente en la inmensidad de la noche, ensillan sus caballos y se llevan junto a ellos a la Lucinda, escuchando el reclamo de su madre. Viajan en la oscuridad bajando a lo que sería el Marañón la Lucinda llora recordando a la madre y al hermano, el Arturo la consuela se adentran hacía Shicun y por fin avistan el gran Marañón ya están cerca. Mucho tiempo después los guardias civiles vienen a buscarlos pero huyen escondiéndose en los cañaverales, es así como Lucinda llega a Calemar, ¿y la de la Florinda?, yo tan solamente quiero decirles la buenamoza Lucinda hace juego con la Florinda, y la Hormecinda y la Orfelinda, y la Hermelinda, y todas las chinas que han nacido aquí.
IV. ANDE, SELVA Y RIO.
Don Oswaldo Martínez y Calderón, viaja con su caballo y se encuentra con don Juan Plaza un hombre cordial, es hacendado de Marcapata, conversan amenamente y le presenta a su familia, el Ingeniero le hace saber que está allí en plan de explorador cansado de los rigores de la capital, don Juan Plaza le presta un indio en calidad de guía pero solo por unos días y le advierte que los Andes son cosa sería y que muchos hombres que han venido por medio de la selva, los andes y los ríos han muerto, el Ingeniero le dice que él no ha que ha venido a triunfar y que la ciencia vencerá, muestra interés en descubrir minas, y de conversar con los indios que se encuentran allí, solamente le fastidia que coqueen, y fumen eso hace que le quiten sus facultades mentales, dice el Ingeniero. Don Juan le recalca que ande, selva y rio son cosa seria.
Al día siguiente y después de la amena conversación el Ingeniero parte rumbo a los andes, lleva como guía a un indio le trata de hacer conversación pero éste no habla, poco después ya se encuentran en la cumbres dejan a lado el pueblo de Bambamarca, solo se divisa ichu, unas cuantas vacas y una pastora que con sus carneros canta un yaraví, el ingeniero se encuentra melancólico, suben y suben y falta el aire el ingeniero quiere volver, pero el guía lo aliente diciéndole que falta poco. Al poco rato ya están en la cumbre, aquí es taita dice el indio la ¿punta?, pregunta el ingeniero, si, responde, un chorro de sangre sale de su nariz, reprime al indio diciéndole que lo ha llevado allí para matarlo pero el indio responde que es el soroche y le invita coca para que se le pase, el ingeniero toma la coca y lo masca apresuradamente, viendo los andes, la selva, y el rio Marañón que desde ahí se ve como serpentea con sus recodos, cual serpiente. Solo mira la oscuridad, un enervamiento calmo lo invade y apenas siente dos silencios humanos en medio de un gran silencio cósmico, ¿es la muerte?, no es tal, por un lado divisa los cerros elevados da vuelta y divisa la selva con su majestuoso rio Marañón cruzándolo. “Ande, Selva y rio son duras, señor”. Eternas.
V. MUCHOS PEJES Y UN LOBO.
El caudal de rio había mermado, nos dedicamos a pescar pejes, y poniendo embudos y así ningún pez se escapaba, y también con dinamita, Don Matías pensaba en sus hijos el Rogelio y el Arturo, y también en la Escalera que era un paso muy peligroso, por ser torrentoso y por las piedras filudas que sobresalen, entretanto don Matías se hallaba parado en una orilla cuando de repente se lanzó al agua y sacó un lobo, que le mordió la mano, eso le puso de mal ánimo y triste llevó la presa a la casa en donde lo desollan, lo salan el cuero y se seca rápidamente.
VI. LA ESCALERA.
Mientras tanto el Arturo y el Roge se encuentran en Shicun comprando una balsa, tomándose todo el cañazo que existe y boleando la coca, poco después se adentran en el rio ya comprada la balsa en veinticinco soles, no hay ningún problema viajan, y de pronto se les presenta la Escalera ese paso peligroso, y más aún que ya se encontraba anocheciendo, el Arturo decide descansar pero el Rogelio lo anima a seguir adelante, y encallan tropezando con lodo y piedras, por la baja cantidad de agua que trae el rio.
VII. LOS DIAS DUROS.
No venia la crecida y los dos hermanos se encuentran encallados en el agua de lodo y piedras, el Rogelio se emborracha, y se tira al agua el Arturo le grita y le orienta “derecha, izquierda”, de pronto desaparece en las torrenteras.
VIII. “APLICA, SEÑOR, TU IRA”
El viejo Matías se sentía triste desde el día que cazó al lobo, “no sé qué me pasa decía” y luego ¡ay, mis hijos!, de pronto en lo más lejano se escucha decir un: “¡uaaa!”…. “¡uaaa!”, miran y a lejos divisan una balsa y dentro de ella va el Arturo, el viejo Matías llega de dos saltos y lo socorre, el Arturo es socorrido mientras la Florinda al verlo se echa a llorar su desventura.
IX. EL RELATO DEL CHOLO ARTURO.
Ya en Calemar, el Arturo ha estado en cama muchos días de pronto despierta y cuenta lo sucedido y les dice que el Rogelio ha muerto, relata como salió del atolladero en que se había quedado y de las peripecias que tuvo que pasar hasta llegar a Calemar, lo escuchan sorprendidos, el viejo Matías, la vieja Melcha y la Florinda.
X. ¡FIESTA!
Y ha llegado el tiempo de fiesta, llega el señor cura apreciado por todos a oficiar misa por el alma de los difuntos en esta oportunidad el nombre del Roge es mencionado por primera vez, “viva el señor cura” se escucha, después se vuelve al baile nuevamente. Está presente también Florencio Obando, Teniente Gobernador, a su lado dos cholos recios del valle con la finalidad de parar a la gente insolente que está en la fiesta, también es apreciado por la gente porque es justo en sus decisiones. Al día siguiente de nuevo se oficia misa en esta oportunidad la gente está descontento porque el señor cura no había consagrado con vino sino con cañazo, porque el vino se lo tomó en la fiesta entonces la gente está descontenta, le piden que oficie misa para cada difunto, el cura se niega y dice que solamente dará una sola misa, la gente se enardece y va donde el señor Teniente Gobernador, todos marchan a la casa donde esta hospedado el cura, y solamente encuentran al sacristán que es golpeado y dice que el cura escapo, la gente monta en su caballo y persiguen al cura ladrón, pero a lo lejos se escucha un tiroteo y la gente retorna diciendo que el cura ladrón saco su arma y disparó, de todas maneras con cura o sin cura la fiesta continuo.
XI. CHARLA DEL BOHIO.
Comienza la temporada de lluvia, el rio crece las plantas florecen, las aves vuelan pesadas por la intensa lluvia, pobrecitos las aves a ¿dónde irán se preguntan?, todos se reúnen en el bohío por la intensa lluvia que cae, el Silverio Cruz, comenta que las aves se van al cielo puesto que eso le había contado su mamá y que ésta también la había oído cuando era muchacha, el Silverio se retira y de nuevo arrecia la lluvia tienen miedo de que la quebrada se salga por tanta lluvia escuchan ladrar a los perros.
XII. LA UTA Y EL PUMA AZUL.
Un día en el bohío del viejo Matías se presentan dos personas algo raras lo ven bien y resulta que padecían con el mal del uta, le piden permiso al viejo Matías para que les diera posada por un anoche, los utosos se sientan en el extremo del corredor y miran la lluvia con ojos tristes y apagados con los ojos a las cuales se les niega las esperanza, eran de Condormarca, se van para Huamachuco donde hay un doctor para su tratamiento, uno de ellos muere pues estaba muy enfermo y no aguanto más la enfermedad le había llegado al corazón según dicen. Lo velan en el corredor de la casa de don Matías, boleando coca y tomando caña, poco después lo entierran.
Entretanto doña Mariana pide ayuda pues apareció un puma que matando sus cabras, todos acuden en su ayuda y especialmente Arturo que prepara su revólver y se dispone en la noche se agazapa al borde del corral de las cabras, espera el momento en que aparezca el animal, y le dispara dos tiros pero no le llegan a impactar al contrario ha matado a dos cabritos, doña Mariana guisa los animalitos muertos acompañado con yuca y plátanos y los invita, con la finalidad de que les ayuden a matar al puma, al día siguiente el Arturo nuevamente se prepara, se agazapa, y suena el revólver pero esta vez hace que vea como un azul en medio de la noche, asustado corre con el resto y le dice que es puma encantado, y que es de color azul, se enferma de miedo, y abandona la cacería entretanto el puma ya ha sembrado el terror en todos los corrales vecinos, sus animales ya duermen alrededor de las casas por precaución, entretanto doña Mariana en vez de entregarse a los rezos mira en las noches y percibe por donde el puma salta ágilmente cada vez que entre en su corral, coge dos estacas que le había dejado su difunto esposo y los saca filo, a continuación los planta en el lugar por donde el puma entra, le pone bozal a su perro para que no ladre y espera durante toda la noche no hay sueño, esperan al puma que salta y se hiere mortalmente en una de las estacas, al amanecer coge una vara y golpea fuertemente al puma causándole la muerte.
XIII. EL DESMONTE.
La lluvia no cesa, el Marañón se ha cargado trae lodo y palizadas, el viejo Matías regresa de viaje, y advierte que se puede venir un desmonte desde las alturas, sigue lloviendo y de un momento a otro se escucha como un estruendo lo que dijo el viejo se cumplía, el agua venia implacable arrastrando troncos y barro, lodo, se percatan y acuden a las orillas del cauce derrumbas árboles, pero no es impedimento para el desmonte lo arrasa todo incluido la casa del Silverio y llenándola de piedras, el cholo, su mujer y su hijo han sido albergados en la casa de Jacinto Huamán, lo ha perdido todo, ahora solo se dedicara a ser balsero no más.
XIV. LA BALSA SOLITARIA.
El rio está cargado, la lluvia arrecia hicimos pasar a la otra orilla del rio a un Guardia Civil que va a Cajamarquilla, a un comerciante y a dos indios, y cuando estábamos por descansar ya, acomodando la balsa a los lejos en el agua divisamos una balsa que avanza con las aguas hacia abajo, es una balsa solitaria, en su interior no había nada ni nadie, pareciera que venía de muy lejos, y sabe Dios que le habrá pasado a sus ocupantes, se murieron o se salvaron, la balsa se aleja ondulante.
XV. EL RETORNO DE DON OSVALDO.
Don Osvaldo aparece montado en su caballo, saluda al viejo Matías y al Arturo, conversan amenamente, el viejo Matías le hace saber las novedades que acaecieron, como la desaparición del Roge, poco a poco se viene la noche y le preguntan que han hecho por arriba por donde ha estado tanto tiempo, el Ingeniero responde que al principio pensaba quedarse por uno, dos meses pero como lo ven sigue allí, ni el mismo lo entendía. Fastidiado por los zancudos que por esa época abundan se van a la orilla del rio donde la arena está caliente, se ponen a descansar y a masticar coca, el Ingeniero le pide un poco de coca, y don Matías le dice que ya aprendió a masticar la coquita, a lo que el Ingeniero le responde que si no fuera por eso se muere en las alturas. Analiza la situación y menciona que ya no quiere dedicarse a las minas, pero si a lavar oro pues en el rio existe abundante, me voy para Lima y convenzo a esos grandes empresarios a que vengan y traigan maquinarias que le parece le dijo a don Matías, a lo cual el responde que sería fabuloso, el Ingeniero añade que podría formar una compañía y llamarlo por ejemplo “la serpiente de oro”, porque el rio visto desde arriba, desde el cerro Campana, parece una gran serpiente y como esta tan rico el nombre resulta sugerente. ¡La Serpiente de Oro!, ¡La Serpiente de oro!, repite el Ingeniero.
XVI. LA SERPIENTE DE ORO.
Una semana entera estuvo don Osvaldo en la casa de Matías, conversando y sobre todo saliendo de madrugadas y hasta de noche, pero llego el tiempo de despedirse y llevar a cabo su proyecto de la “¡serpiente de oro!”, para ello se enrumba rio arriba a tomar muestras de arena para llevarlos a Lima y pedir ayuda a los grandes empresarios. La chinita hormecinda lo despide con ojos llorosos dándole su fiambre. Prosigue su marcha ayudado por los cholos, de un momento a otro es picado por una culebra en el cuello, pide auxilio, los cholos acuden pero nada pueden hacer, el ingeniero muere silenciosamente por el veneno vertido por la serpiente. El cadáver es llevado a Calemar y después de una noche de velorio fue enterrado.
XVII. COCA.
Hoy me encuentro triste la coca que masco me sabe amarga, desde aquella vez que vi a la Florinda a la lado del rio desnuda, núbil, pienso en ella, así amanezco y anochezco muchas veces, pensando en mi coca, preguntándole a mi coca amarga, pidiéndole consejo y esperando que endulce mi boca con aquella dulzura que es el milagro mismo. En mi choza sigo coqueando, de pronto veo venir a la Florinda por el sendero que se contorsiona entre arbustos y herbazales, vino a pedirme ají, la agarro y le digo que la quiero y ella me corresponde desde aquella vez la Florinda vino a ser mi mujer. La coca me la dio.
XVIII. EL CORRIDO.
El corrido es un cristiano que la justicia lo persigue para de aquí para allá no tiene un lugar seguro donde quedarse, lleva una vida sin pausa. Una noche se para un caballo frente a mi bohío, pregunta por mi padre y mi madre y le respondo que ya murieron y él me dice que fue amigo de ellos y me pide posada, me dice que anda corrido porque en una fiesta había matado a un hacendado y poco después cuando los descubrieron los guardias civiles también mato a dos de ellos, le confiesa que se llama: Ignacio Ramos más conocido como el “Riero”. Poco después monto su potro y se enrumbo hacia lo desconocido.
XIX. “NO LE JUIMOS POQUE SEMOS HOMBRES”.
Llegan negociadores de ganado, don Policarpo Núñez y su hijo, solicitan la balsa al viejo Matías para hacer pasar su ganado a la otra orilla, pero una sola balsa no era suficiente y van a traer otra, nuevamente se encuentra con el paso de la escalera donde el Roge murió lo recuerdan se dan fuerza y logran cruzar eludiendo las filudas piedras y las aguas implacables del rio. Don Matías los esperaba, cuando los llega a ver de regreso se alegra y toman cañazo y mascan coca. Comentan sobre la bravura del rio como su correntada a veces les hace sufrir mil peripecias pero a pesar de todo dicen: “no le juimos poque semos hombres” y tenemos que vivir como es la vida. El ganado de don Policarpo es pasado hacia la otra orilla en su totalidad, tal como habían convenido. Han pasado ya cinco inviernos y pasaran muchos más don Matías ya es muy anciano parece que va a morir detrás del Roge y Oshva, murieron muchos, pero aquí estamos muchos, no faltaran balseros, las chinas del valle siempre tienen tamaños vientres por nuestra causa, la Hormecinda cuida de un hijito rubio.
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